Unos 2.000 millones de personas carecen de acceso regular a alimentos suficientes y nutritivos y la crisis climática amenaza la estabilidad de los sistemas productivos. La búsqueda de alternativas a la agricultura convencional para propiciar la seguridad alimentaria y minimizar las emisiones de gases de efecto invernadero ocupa desde hace tiempo a científicos e investigadores.
En ese contexto, la agricultura regenerativa emerge como una alternativa prometedora. Los primeros resultados de un proyecto desarrollado en Cataluña, Regenera.cat, coordinado por el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), demuestran que este modelo puede producir la misma cantidad de alimentos que la agricultura convencional, con costes iguales o menores tras superar una fase inicial de transición y con importantes beneficios ambientales.
Un concepto nuevo y revolucionario
Pero, ¿qué es la agricultura regenerativa? Un concepto nuevo y revolucionario basado en alimentar de forma natural a las plantas y utilizar solo los recursos de la tierra para hacerlo. Financiado por el Fons Climàtic de la Generalitat de Catalunya, el proyecto comparó durante un año cuatro fincas regenerativas con parcelas convencionales dedicadas a calabacines, peras, uva y leche de vaca, y arrojó datos reveladores sobre viabilidad económica y productividad.
«Una de las reticencias del sector agrario para implantar prácticas agrícolas más sostenibles se basa a argumentos que afirman que son más caras y menos productivas, así que estos resultados, a pesar de que de momento son a pequeña escala y hay que ampliar la investigación, son esperanzadores», destaca Javier Retana, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), investigador del CREAF y coordinador del proyecto.
Árboles frutales en la finca Pomona Fruits. / Pomona Fruits
No obstante, los investigadores alertan de que el cambio de modelo no es fácil, especialmente durante los primeros años, y que siempre tiene que ir acompañado con políticas, ayudas económicas y asesoramiento. Pero «el hecho de ir desmontando el mito de la baja producción y el alto coste, es un paso muy importante», añade.
Más rentable a largo plazo
El análisis económico del proyecto, que incluyó costes de mano de obra, maquinaria, compost, fertilizantes y pesticidas, mostró que la agricultura regenerativa puede ser incluso más rentable a largo plazo que la convencional.
En el caso de los calabacines cultivados por Verdcamp Fruits (Cambrils, Tarragona), el ahorro superó el 30% respecto al método convencional. «En general, donde observamos que se reducen más los costes es en la maquinaria y en los productos fitosanitarios como los fertilizantes químicos o los pesticidas», explica Retana.
Mientras tanto, la producción es en este caso similar en ambos campos, regenerativo y convencional, pues se produjeron entre 35.000 y 37.000 kilos de calabacines.
El cultivo regenerativo de peras en Pomona Fruits (Ivars d’Urgell, Lleida) registró un incremento del 10% en costes debido a tratamientos naturales contra plagas. Sin embargo, pese a que fue un mal año para esta fruta, la producción fue un 20% mayor: 22.000 kilogramos por hectárea frente a 18.000 en la agricultura convencional. Aunque suben algunos gastos, el aumento de rendimiento compensa, según los investigadores.
Parcelas regenerativas
Para la uva de Familia Torres (Pacs del Penedès, Barcelona), no hay todavía datos definitivos debido a la sequía registrada en 2024, pero las parcelas regenerativas ya muestran una producción similar a las convencionales.

Marc Gràcia, investigador del CREAF y responsable de la finca Planeses. / Galdric Mossoll (CREAF)
En cuanto a la leche de vaca, la finca Planeses (Sant Ferriol, Girona) evidenció que alimentar al ganado al cien por ciento con pasto fresco mediante el método Voisin –directamente en el prado con rotación diaria de parcelas– reduce a la mitad los costes comparado con el uso de hierba seca en balas, que implica gastos adicionales: recolectar la hierba, secarla, transportarla y almacenarla, así como recoger los excrementos y devolverlos al campo.
Es verdad que en ocasiones es inevitable utilizar balas, por ejemplo en invierno en alta montaña (excesivo frío) o en los veranos en el Mediterráneo (excesivo calor), pero pastar directamente en el prado es «mucho más rentable», explica Marc Gràcia, investigador del CREAF y coordinador de la finca.
Tampoco en este caso hay datos definitivos sobre la producción de leche, pero sí se ha observado que las vacas que se alimentan de pasto fresco producen más leche que las que lo hacen con hierba seca o ensilada
Técnicas que transforman el suelo
Las fincas regenerativas aplican estrategias centradas en la salud del suelo, clave para retener agua y carbono, con el consiguiente beneficio medioambiental. Entre estas estrategias destacan cuatro:
–Cubiertas vegetales permanentes: protegen el suelo de la erosión y mantienen su humedad.
–Supresión del labrado: evita la degradación de la estructura del suelo.
–Integración animal: ovejas, vacas y asnos fertilizan la tierra y controlan las malezas.
–Biodiversidad activa: bandas florales, ‘hoteles’ para insectos y polinizadores como abejas Osmia mejoran la resiliencia de los cultivos.
En Planeses, por ejemplo, se elaboran biofertilizantes con recursos del bosque, mientras Verdcamp Fruits utiliza lo que se denomina ‘intercropping’ floral –flores entre cultivos– para atraer fauna beneficiosa.
«Al aumentar el contenido de materia orgánica, se incrementa la capacidad del suelo de almacenar más agua en condiciones áridas y, también, de almacenar carbono atmosférico», destaca Retana. Dos factores críticos frente al cambio climático.
Calidad nutricional
Aunque los resultados son alentadores, los científicos advierten sobre los retos pendientes de resolver. Restaurar la salud del suelo puede tomar varios años, con inversiones en infraestructura y capacitación. No obstante, el éxito depende de políticas públicas y subsidios que apoyen a los productores durante la transición, destacan los investigadores.

Finca Familia Torres. / Galdric Mossoll (CREAF)
Paralelamente, el manual proyecto LIFE Polyfarming –desarrollado en una finca abandonada y ya finalizado– sirve como guía científica para replicar el modelo en regiones como Extremadura, el País Vasco y la región francesa de Ariège.
Según el CREAF, si toda la superficie agrícola y de pastizales de Cataluña adoptara el modelo de agricultura regenerativa, se compensaría el 100% de las emisiones anuales de CO2 del sector.
Además, en la finca piloto del proyecto Polyfarming, la materia orgánica del suelo se duplicó en solo tres años, incrementando además su capacidad de retención de agua en un 20%.
El proyecto Regenera.cat, que finalizará en enero de 2026, tiene nuevos objetivos: «Ahora estamos midiendo otros parámetros como la huella de carbono y de agua, la calidad nutricional de los alimentos, la diversidad de polinizadores y la capacidad de retener carbono atmosférico y agua«, finaliza Retana.