Los vecinos de Reina Mercedes, en Las Palmas de Gran Canaria, están preocupados por las posibles consecuencias de la Nueva Ciudad Alta, el proyecto urbanístico que contempla el incremento de edificios desde Siete Palmas hasta el Hospital Doctor Negrín. Este barrio, que carga sobre sus hombros 17 inundaciones, prevé que el aumento poblacional agrave los problemas de inundaciones sobre todo por el colpaso del colector que arrastra las aguas desde Siete Palmas. Por ello, la asociación de vecinos se reunió este lunes con el Ayuntamiento capitalino para avanzar en la segunda ejecución de unas obras que llevan estancadas más de dos décadas.
Los residentes tienen que convivir con el temor de nuevos incidentes cuando hay predicción de lluvias. Ahora, el proyecto de la Nueva Ciudad Alta les ha angustiado porque advierten que el incremento de vecinos provocará más y peores inundaciones durante los temporales, ya que sobrecargará al conector. «Esto es un sinvivir, no sabemos a quién acudir», lamenta Guerra sobre la situación del barrio. La asociación de vencial presentó tres alegaciones al proyecto urbanístico por el incremento habitacional sin las dotaciones necesarias.
Este colector, instalado hace tres décadas durante la construcción de dos edificios, canaliza las aguas pluviales procedentes de Siete Palmas. Según explican los vecinos, debió haberse ubicado en la calle Profesor Reina, la vía principal del barrio. «El Ayuntamiento reconoce que el colector no debería estar donde está», afirma Guerra, presidente de la asociación vecinal, quien añade que en su momento debieron advertir a la constructora, ya que cambiar su ubicación a posteriori suponía un sobrecoste muy elevado.
Dos décadas de problemas
La urbanización arrastra desde hace más de 25 años el problema de las inundaciones. El presidente de la asociación de vecinos enumera 17 desbordamiento y destaca tres especialmente graves. «El agua llegó a los dos metros dentro de los garajes», recuerda el presidente vecinal. Ante los constantes problemas, el Consistorio capitalino ejecutó una primera fase de la obra en la que levantaron la carretera para sustituir las tuberías porque «se deshacían». Sin embargo, la segunda fase nunca ha llegado a realizarse por falta de financiación.
Sin embargo, Guerra apunta que en dos ocasiones el dinero destinado para acabar con las inundaciones a través de las ayudas del Fondo de Desarrollo de Canarias (Fdcan) fue destinado a otros proyectos. En 2020, por ejemplo, el gobierno municipal incluyó una partida de dos millones para desviar el colector, pero finalmente una modificación de crédito eliminó esta partida para dar cabida al Corredor Verde.
El presidente vecinal de Reina Mercedes, Juan Guerra, señala el hundimiento de la calle. / José Pérez Curbelo
En este sentido, las concejalas de Aguas, Inmaculada Medina y del Distrito de Ciudad Alta, Betsaida González, se comprometieron a que la segunda fase que cambiará de ubicación el conector se ejecutaría a lo largo de este año. Lo cierto es que este barrio lleva décadas escuchando promesas que han acabado en saco roto. «En 2019 fui al pleno del Ayuntamiento y se aprobó por mayoría absoluta la ejecución del segundo tramo de la obra y no la han hecho», lamenta Guerra, quien asegura haberse reunido con todos los alcaldes desde 1999 para solucionar las deficiencias.
Aceras hundidas
La situación se agrava por otros problemas estructurales. La calle Residencial Reina Mercedes lleva una década con la carretera hundida por cinco tramos. A pesar de que Ayuntamiento introdujo cámaras en las tuberías para investigar el origen del problema, pero a día de hoy los vecinos no han recibido explicaciones, ni saben y si habrá solución. Mientras tanto, el deterioro afecta a los amortiguadores de los vehículos.
No es el único problema que tienen con la red de alcantarillado. Una de las tuberías del aparcamiento está afectada por la filtración de aguas residuales. El problema viene del hundimiento de la acera que afectó a una de las tuberías. «Han venido a comprobar si la reparación la tiene que hacer el Ayuntamiento, Emalsa o es zona privativa», señala Guerra a las vallas que se encuentran en parte de la acera. «Esto es hormigón y la lo ha reventado», resalta en la zona afectada.
El estado del aljibe de ambos edificios también preocupa: presenta grietas y manchas que evidencian filtraciones. Los vecinos temen que el agua del alcantarillado se mezcle con la potable. «La tubería rota transporta agua limpia, pero con tierra, y se puede mezclar con el agua del aljibe», advierte. Además, los malos olores derivados del mal estado de la red son persistentes. «Sobre todo por las noches y cuando el sol aprieta es cuando más insoportable se hace», concluye.
Suscríbete para seguir leyendo