El ‘culebrón Gyökeres’ sigue consumiendo capítulos sin que se vislumbre un final que satisfaga a todas las partes implicadas. El goleador sueco, de 27 años, se ha declarado en rebeldía al no reincorporarse el viernes tras las vacaciones, ya que su deseo es jugar en el Arsenal, pero el Sporting de Portugal sigue firme en su postura: solo accederá al traspaso cuando reciba la oferta idónea.
Gyökeres, autor de 97 goles en 102 partidos en sus dos temporadas en el Sporting, afrontará un expediente disciplinarias tras no asistir a la concentración del equipo en el Algarve y, al ser preguntado sobre su ausencia, Frederico Varandas, presidente del club lisboeta, puso por encima de todo la defensa de los intereses del club y reiteró su confianza en que la situación se resolverá.
Firme en su postura
«Estamos tranquilos. Todo se resolverá con el cierre del mercado de fichajes, una multa cuantiosa y una disculpa al grupo», aseguró Varandas en declaraciones a la agencia Lusa. Y añadió: «Si no quieren pagar el valor justo de mercado de Viktor, estamos muy conformes con ello durante los próximos tres años», es decir, la duración del contrato (hasta junio de 2028) que le queda por cumplir a Gyökeres.
El jugador está infringiendo las normas del club y Varandas avisa de forma taxativa: «Si los genios que están ideando esta estrategia creen que esto me presiona para facilitar la salida, no solo están completamente equivocados, sino que además están complicando las condiciones de salida del jugador. Nadie está por encima de los intereses del club, sea quien sea».
El pacto de la discordia
Gyökeres se siente traicionado por Varandas al considerar que no está respetando el pacto de caballeros al que llegaron el pasado verano si seguía una temporada más en el Sporting. Entonces habrían pactado que la cláusula de salida pasaría de 100 millones de euros a 60 más 10 en variables.
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Una cantidad que la última oferta presentada por el Arsenal supera al ascender a 65 millones de euros más 10 en variables, de ahí el enfado de Gyökeres por seguir resistiéndose Varandas a dejarle marchar.