Athenea del Castillo.
El fútbol masculino vive una crisis de liderazgo alarmante, donde los jugadores son marcas. Lo importante no es el carácter, sino lo que pueda vender en según qué mercados. A partir de que alcanzan cierto estatus, la meritocracia se disuelve y solo importan los dorsales. Por eso EEUU se ha rendido a Vinicius y Mbappé, a pesar de ser la dupla que ha enterrado la resurrección del Real Madrid de Xabi Alonso. El fútbol necesita más Gonzalos y Atheneas.
La jugadora del conjunto blanco es la que mejor representa el presente y el futuro del fútbol femenino. Un perfil sin complejos, que se atreve a decir que preferiría cambiar de profesión antes que jugar en el Barça. Cuando esto es el equivalente a decir que un ingeniero no quiere jugar en el MIT. Porque el conjunto azulgrana es de los pocos que realmente ha apostado por esta sección sin entender que supone un gasto. Lo hace como una inversión en marca que desintoxica del postureo de los hombres.
Athenea del Castillo es la perfecta expresión de lo que supone romper el relato y el búnker de las respuestas encajonadas. Su reafirmado madridismo tiene mérito si se tiene en cuenta que la sección creada por el equipo blanco en 2020 logró su primera victoria en un ‘clásico’ a la vigésima tentativa. Un triunfo celebrado como el título que se les resiste y que Florentino Pérez pone como peaje para jugar en el Bernabéu después de haber mantenido a Toril en el cargo como si fuese un funcionario.
La jugadora cántabra tiene la capacidad para asumir todo tipo de duelos dentro y fuera del campo. El incendio más sonado fue el que se generó después de que su novio se sacase una fotografía en el Valle de los Caídos. «¡Unas fotos! Dios mío de mi alma y de mi corazón. Pobrecito mi chico y pobrecita yo. Los dos. Es que la gente que me conoce flipa. Y la gente que le conoce a él, flipa más», intentó justificarse en su día por una imagen que permitía una fácil asociación de conceptos.
En el fútbol femenino priman valores que están en entredicho, como la defensa de los derechos LGTB o la sororidad, que los nuevos populismos han reducido a la categoría de wokismo, como si un derecho fundamental fuese un capricho de una minoría. El caso es que Athenea tiene fama de zurda diestra. El primer rango, por su posición y pierna hábil; y el segundo, por su entorno y desafío a lo políticamente correcto, como hubiera sido desear lo mejor en Champions a sus compañeras de selección.
Ella expresó el deseo más primario que existe, que es desear que tu gran rival pierda, aunque vistiéndolo con el deseo de que el Arsenal ganase, por eso de que había sido el verdugo del Real Madrid. El caso es que Juanma Castaño le lanzó una pregunta que nunca haría a un compañero: «¿Tú eres muy facha, no?». Un dardo en la nuca contra el que Athenea, esta vez, reaccionó sin el ‘pobrecito de mí’ que había quedado como una tirita para una hemorragia.
«Me río con ello. Igual que dicen que juego de ‘extrema derecha’… pues no pasa absolutamente nada». De hecho, sería beneficioso para creerse el fútbol moderno que no fuese un solo hombre en la historia el que afirmase su homosexualidad, como ha pasado con Jakub Jankto.
Al igual que no todas las jugadoras son del mismo arco parlamentario. Es más, si algo necesita cualquier deporte para crecer son heroínas y villanos, zurdos y diestros, católicos y musulmanes, heterosexuales y homosexuales… La transversalidad efectiva y libre de tapujos que encajaría con Athenea, del mismo modo que lo hace con Bellerín o Borja Iglesias.
Athenea tiene una naturalidad que le hace jugar en otra categoría. Durante la Eurocopa que se disputa en Suiza le preguntaron sobre qué hacía en su tiempo libre. Soltó otra respuesta a contracorriente en un mundo en el que cada vez se lee menos. La cántabra aseguró que desconectaba a través de las lecturas.
A diferencia de los políticos, que se inventarían cualquier referencia rápida de la que no han leído una página, dijo, desde el sonrojo: «Me han pillado». Ella sabía que había leído hasta la página 50, pero no recordaba el título, justo al revés de lo que nos pasa a los que vivimos y sufrimos por el titular. Horas después, la internacional del Real Madrid publicaba la portada de una obra que define a esta zurda diestra a la perfección: Trae, que ya lo hago yo, idiota: cómo ser un buen líder, trabajar en equipo y crear un ambiente laboral. Demasiado largo para recordarlo del tirón. Un manual de Julio Liarte «directo y sin filtros que te convertirá en líder: sin postureo, sin clichés y sin morir en el intento».
Así que habrá que estar atentos a cuando Athenea llegue al final, del libro, porque a la de la Eurocopa, por su talento y carácter, llegará seguro.