Saray Pérez Castillo nació en Santa Cruz de La Palma un 6 de abril de 1982. Técnica de deportes en el Cabildo Insular, empresaria del alquiler de furgonetas campers y artesana, nunca pensó que acabaría formando parte de uno de los símbolos más profundos del alma palmera: los Enanos de la Bajada de la Virgen de Las Nieves
Una familia humilde, sin tradición en la Bajada
“Venimos de una familia muy humilde, mi padre era de barrio. A nosotros nunca nos tocó participar en estas cosas. Un tío mío sí fue mascarón, creo que llevaba el ‘Asfixiado’, pero poco más. Mi padre siempre decía que nosotros éramos ‘los Tomates’, como llaman a mi familia. Por eso, cuando le dije que me iba a presentar para ser Enana, ni se lo creía”, cuenta Saray, que hace un alto para tomar resuello en medio de la emoción. Y al día siguiente, más si cabe, porque en Santa Cruz de La Palma, que presume de ser una capital pequeña, «nos conocemos todos».
Hasta el entrenador de baloncesto de Saray se acercó en plena entrevista para interpelarle sobre el número de su Enano. «Es magia, ¿qué más da eso?». «No te preocupes, que por tu preparación física sé quién puedes ser, más o menos».
Caminar por la capital palmera con Saray —lo fue también con la otra Enana, Gara Lorenzo— se convierte en misión imposible por las continuas salutaciones. Son admiradas, tratadas como reinas, y no les falta razón porque ese fue su personaje en los números.
Saray es todo amor. Lleva esculpida en su cara una eterna e imborrable sonrisa que invita a establecer conversación y preguntarle. Solo un secreto: salvo el corro y la cabeza del Enano, el resto del cuerpo se lo hacen quienes lo van a vestir, aunque cabe también tener la ayuda del Ayuntamiento. No es el caso de Saray, que su Enano es un tributo a su padre, pues incluye un tomate, y también un camafeo y algunas prendas regaladas por amigas y con carga personal.
En 2020 logró cumplir su sueño, aunque su padre no llegó a verla en acción: falleció en 2021. “Estaba súper orgulloso, decía: ‘¡Un tomate va a bailar los Enanos!’ Era como una reivindicación para él”.
Primera mujer en romper barreras
Saray fue una de las primeras mujeres en intentar entrar en la Danza de Enanos en 2015, junto a compañeras como Gara y Bianca. Ninguna fue seleccionada entonces. Tuvieron que esperar hasta la edición de 2020 para romper ese techo de cristal. “En 2020 por fin nos cogieron, aunque por la pandemia no pudimos salir. Este 2025, por fin, sí. Ahora podemos decir que hemos hecho historia”, dice con orgullo.
El esfuerzo físico tras la magia
Detrás de la fantasía que perciben los espectadores, hay un entrenamiento físico exigente. “Las pruebas son durísimas en el proceso de selección. Tienes que correr 20 metros a un ritmo cada vez más alto. A partir del minuto 7 ya es todo sprints, y si fallas tres veces, te eliminan. Hay que llegar fuerte y muy preparado”.
Además, la jornada es extrema: “Estás 20 horas seguidas bailando, desde la 1 hasta casi las 9 de la mañana. Preparé la alimentación con mucho cuidado, hidratos antes, sales, agua, frutos secos… Los veteranos te dan todos los consejos para no caer”.
Una Enana con mensaje propio
Saray no se conformó con el vestuario oficial. Personalizó su traje en homenaje a su padre y sus raíces. “Llevaba un tomate en la mano, pantalones rojos, un broche con La Palma. Todo lo pensé para él y para mi isla. Hasta mi perro estaba representado”.
“La calle es el alma de los Enanos”
Aunque la actuación en el recinto es espectacular, Saray confiesa que lo más emocionante fue la calle. “La gente te grita por tu nombre, te llora, te abraza, es una locura. Te cuentan cómo han esperado años por verte. Yo decía: ‘Parece que somos los Rolling Stones’”.
Orgullo de abrir puertas
Tras su participación, Saray ha recibido innumerables mensajes de felicitación. “Las niñas se hacían fotos conmigo y me decían: ‘Yo me quiero presentar cuando sea mayor’. Eso me emociona porque es bonito ser referente para otras generaciones. Esto ya no se lo quita nadie a las mujeres palmeras”.
Más allá de los Enanos
Deportista polifacética, Saray compagina su trabajo en el Cabildo con su pasión por la artesanía y las furgonetas campers. “Hago deporte por afición, corro, hago senderismo, nado… no destaco en nada, pero me gusta estar activa. Me ayuda a estar preparada para cualquier reto, como este”. De hecho, no descarta volverse a presentar en la Bajada 2030, pero antes tiene otra cita que se antoja inolvidable: el sabado 19 en el Hospital de Dolores, en las siete funciones en el recinto festivo y luego en la Plaza de Santo Domingo, el aforo por definición de los Enanos, donde tuvieron su hábitat hasta hace treinta años cuando se ‘mudaron’ para el recinto.