Basta con pasear por la plaza de América de Alicante para comprender la desesperación vecinal. Lo que antes era un espacio de encuentro para mayores, niños y familias en el barrio de Altozano, es hoy un lugar deteriorado, marcado por el abandono, la suciedad y escenas difíciles de tolerar. Bancos ocupados por indigentes, colchones esparcidos, basura acumulada y conductas sexuales a plena luz del día han hecho saltar todas las alarmas.
«Esto ya no es un parque, es un campamento. Se han apropiado de los bancos, los usan para dormir, tender ropa y mantener relaciones sexuales. Y si les dices algo, te insultan o te amenazan», denuncia Maite Muñoz, vecina del barrio desde hace décadas. Como ella, más de 350 vecinos han firmado una denuncia presentada al Ayuntamiento solicitando actuaciones urgentes.
En la denuncia vecinal se señala que la situación comenzó con una indigente que se instaló en la zona más próxima al centro de salud. Con el tiempo, el número de personas sin hogar ha aumentado hasta formar un grupo de entre cinco y seis individuos que deambulan por el barrio bebiendo, discutiendo entre ellos e incluso agrediéndose en plena calle. «Esto ocurre delante del centro de mayores, del centro de día, delante de niños. Es una vergüenza. No se puede pasear tranquilo», lamenta José Antonio Jiménez, otro residente.
Los vecinos aseguran que han solicitado repetidamente la intervención de la Policía Local y Nacional, pero cuando los agentes llegan, «ya ha pasado todo», señala Paqui Navarro. «Dicen que si no hay delito en el momento, no pueden hacer nada. Pero los vecinos lo vivimos cada día. Vemos cómo se lavan en la fuente, se tumban desnudos al sol y mantienen relaciones sin ningún pudor», lamenta.
Basura, plagas y dejadez
Los problemas no se limitan al parque. Los indigentes entran al centro de salud durante su horario de apertura para asearse en los baños, dejando olores intensos y restos de suciedad, una situación que el propio personal sanitario admite no saber cómo manejar. Las escaleras traseras del centro, compartidas con el centro de mayores, se han convertido en refugio para el grupo durante la noche: allí beben, se drogan y se pelean.
«Lo que estamos viviendo en este barrio no se sostiene más», afirma Navarro. «Los niños ya no pueden jugar en el parque. Nuestros mayores no pueden usar los bancos. Estamos abandonados», apunta.
La denuncia vecinal no solo apunta a los conflictos humanos. La falta de limpieza y mantenimiento general del barrio ha agravado la situación: fuentes estancadas y llenas de basura, árboles sin podar cuyas ramas caen peligrosamente, flores resbaladizas sin recoger o bancos inutilizables por la suciedad.
«Antes venía el camión cisterna y regaban las calles. Ahora no se hace. Las rejillas huelen a podrido, no se limpian desde hace meses, y con la lluvia no tragan el agua. Las calles están llenas de excrementos y meados de perro. Esto ya no es un barrio, es un vertedero«, lamenta Maite Muñoz. Incluso se han detectado nidos de ratas junto a la maquinaria de ejercicio para mayores en el parque.
Una solución que no llega
Los vecinos solo piden soluciones. Solicitan que los indigentes sean reubicados en centros sociales, que se limpie y desinfecte el parque, que se retiren colchones y objetos personales que ocupan el espacio público, y que se ordene a la policía patrullar con más frecuencia para evitar nuevos asentamientos. Mientras tanto, la escena se repite cada día: colchones mojados por la lluvia resguardados bajo techados, ropas colgadas como si fueran cortinas, insultos a quienes protestan y relaciones sexuales a plena luz del día.
«Queremos recuperar nuestra plaza, nuestras calles. No se trata solo de limpieza, se trata de convivencia y dignidad«, concluye José Antonio. De momento, los vecinos siguen esperando una respuesta. Mientras tanto, plaza América se hunde en el abandono.
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