Una nueva investigación sugiere que las aplicaciones de realidad virtual (VR) pueden ayudar a las personas con psicosis a tratar su afección de forma más efectiva y rápida que la terapia cognitivo conductual (TCC) tradicional.
Un estudio liderado por la Universidad Médica Central de Groningen, en Países Bajos, sugiere que la realidad virtual (VR) puede revolucionar el panorama de la salud mental, específicamente en el tratamiento de la psicosis. Según los investigadores, la terapia VR no solo iguala o supera la eficacia de la terapia cognitivo conductual (TCC), sino que además acelera el proceso terapéutico, con un ahorro de alrededor del 15% en el número de sesiones.
En las últimas décadas, el tratamiento de la psicosis ha dependido fundamentalmente de la terapia cognitivo conductual, ampliamente recomendada desde diversos ámbitos. Sin embargo, su eficacia es moderada y suele requerir entre 16 y 35 sesiones, algo que limita el acceso y aumenta las listas de espera en los nosocomios.
Efectividad comprobada
Ahora, la nueva investigación, resumida en un estudio publicado en la revista Psychological Medicine, indica que las tecnologías inmersivas pueden acelerar el proceso de recuperación, convirtiéndose en aliadas de los profesionales y transformándose en un complemento ideal para las terapias tradicionales.
El estudio incluyó a 98 pacientes con trastornos psicóticos y paranoia extrema de siete centros en Países Bajos y Bélgica. Los participantes fueron asignados aleatoriamente a recibir un máximo de 16 sesiones de la terapia combinada entre realidad virtual y enfoque conductual, denominada VR-CBTp, o la TCC estándar.
Los hallazgos muestran que la terapia cognitivo-conductual basada en realidad virtual para la ideación paranoide (VR-CBTp) reduce de manera más notable la psicosis y los niveles de ansiedad que la TCC tradicional. Además, el nuevo enfoque evidenció mejoras en depresión, comportamiento antisocial y autoconfianza. Al comparar factores como paranoia, autoimagen y estados afectivos, la VR demostró igual eficacia e incluso ligera superioridad con respecto a la terapia convencional.
Por ejemplo, aunque ambos grupos experimentaron reducciones significativas en el fenómeno de paranoia momentánea, el grupo VR mantuvo una mayor disminución de la paranoia en la vida diaria al finalizar la intervención. Entre las variables secundarias, la VR-CBTp se destacó en la reducción de síntomas depresivos al término de la terapia.
Integración con la IA
Al mismo tiempo, mejoró la autoestima luego del tratamiento y mostró efectos duraderos sobre la ansiedad y la autoimagen en el seguimiento a tres meses. Vale destacar que los pacientes asignados a VR completaron un promedio de 12,7 sesiones, frente a 15,1 del grupo TCC. Este ahorro de tiempo no comprometió la efectividad clínica, sugiriendo que la realidad virtual puede optimizar recursos y aliviar la carga de trabajo de profesionales de salud mental.
La terapia VR se fundamenta en la exposición controlada y repetible a situaciones que disparan ideas paranoides, como hacer compras en un supermercado virtual, tomar un autobús o hacer fila en caja. Los terapeutas personalizan la densidad de avatares y las interacciones para potenciar el aprendizaje conductual en un entorno seguro.
Referencia
Virtual-reality cognitive behavior therapy versus cognitive behavior therapy for paranoid ideation: A pragmatic, single-blind, multicenter randomized clinical superiority trial. Elise C.D. van der Stouwe et al. Psychological Medicine (2025). DOI:https://doi.org/10.1017/s0033291725100949
De acuerdo a una nota de prensa, el equipo ya trabaja para integrar esta intervención en la atención rutinaria, con el objetivo de ampliar el acceso en hospitales y clínicas. Además, exploran el uso de Inteligencia Artificial (IA) para automatizar parte de las sesiones, lo cual podría reducir aún más los tiempos de espera y la dependencia de especialistas.
Algunos desafíos a superar son la capacitación de los terapeutas, la inversión en equipos VR y la gestión de datos clínicos en plataformas digitales. Según los responsables del nuevo estudio, la convergencia entre tecnología inmersiva y psicoterapia marca un paso decisivo hacia tratamientos más dinámicos y centrados en el paciente.