O bien porque ya ha cumplido unos ciertos años o bien por culpa de un incidente, a veces toca buscar un recambio para el coche. Una pieza mecánica, un componente como un retrovisor o un embellecedor del interior…
A muchos conductores, ante esta situación, les surge una duda: ¿Qué es mejor, apostar por recambios para el coche nuevos o de segunda mano? Tanto un tipo de recambio como otro tiene sus ventajas y sus desventajas.
Recambios para el coche nuevos
Obviamente, la principal ventaja de apostar por este tipo de recambios para el coche es que son totalmente nuevos y a estrenar. La desventaja es que suelen ser piezas más caras, pero el gasto merece la pena cuando se trata de ciertos componentes.
Los expertos recomiendan apostar por recambios nuevos para el coche cuando se trate de piezas de desgaste. Es decir, desde las pastillas de freno hasta los rodamientos, las cadenas o correas de distribución, los filtros, el embrague… En estos casos, siempre es mejor y más seguro comprar piezas nuevas.
Recambios de segunda mano o desguace
La ventaja que más llamada la atención de los conductores que optan por buscar recambios de segunda mano para el coche es el precio. A veces, estas piezas pueden ser incluso un 70% más baratas que sus homólogas nuevas.
Eso sí, la mejor manera de asegurarse que la pieza está en buenas condiciones es optar por un vendedor autorizado o un desguace dentro de la red de Centros de Tratamiento de Vehículos. Y es que entre las desventajas de comprar recambios de segunda mano para el coche está el riesgo de caer en la compra de una pieza mal revisada o en mal estado que, encima, no cuente con garantía.
Algunas de las piezas ideales para comprar de segunda mano son, según la Red de Desguaces Online de España, el volante (siempre con una revisión exhaustiva de que es el modelo que corresponde), el motor (con el mismo cuidado) y elementos de la carrocería, faros, el parachoques o partes del interior.
Por ejemplo, en el caso del motor el ahorro puede llegar a ser de los 6.000 euros de uno nuevo a los 2.000 euros que cuesta uno de segunda mano. Lo mismo sucede con los parachoques, que en los desguaces se pueden conseguir por apenas 40 euros.