El psiquiatra propuesto por la actriz Elisa Mouliaá, José Cabrera, ha asegurado este martes ante el juez que investiga a Íñigo Errejón por un presunto delito de agresión sexual que la artista estaba medicada la noche de los hechos, lo que a su juicio pudo influir en su percepción al combinarse los antidepresivos con alcohol.
En su declaración, a la que ha tenido acceso Europa Press, el perito ha destacado que Elisa Mouliaá tomaba sertralina porque, en esa época, atravesaba una depresión. «Esta persona venía tocada de antes», ha afirmado, destacando que la actriz es «vulnerable por traumas previos».
La mezcla de ese medicamento con alcohol, como el que supuestamente ingirió la noche de la fiesta en la que presuntamente fue agredida sexualmente, puede resultar según el perito en una disminución de la cognición.
El perito, que ha ratificado su informe, en el que aseguraba que la actriz vivió un «abuso (…) imprevisto e injustificado» y «un verdadero atentado contra su intimidad» por parte de Errejón, ha explicado que se reunió con la actriz para realizar un informe parco, preguntando a Elisa Mouliaá para ver si había «consistencia en el relato».
«No es una mujer particularmente inteligente, no es muy ágil mentalmente (…) Tenía pocas luces al respecto», ha afirmado, destacando que la artista sufre «depresión, irritabilidad, obsesión, falta de sueño y pensamientos recurrentes».
El perito ha reconocido que «es difícil deslindar entre lo que» sufrió antes de conocer a Errejón y lo que presuntamente sucedió después. «Ella tiene esa cita (con el político) y, según refiere, se siente desbordada porque no estaba preparada para asumirla», ha relatado.
«Elisa Mouliaá no es una mujer de muchas luces»
Preguntado por el juez, Cabrera ha asegurado que Elisa Mouliaá «no es una mujer de muchas luces», lo que «no es un arma para defenderse». A su juicio, y tras analizar a la actriz, no hay motivos espúreos por los que denunciase a Errejón. «No tiene sentido montar esto para sacar un lucro económico o por despecho», ha zanjado.
Fuentes de la defensa de Errejón consideran «reseñable que la denunciante se negara a ser reconocida por ningún otro perito psiquiatra que no fueran los dos designados por su abogado, a pesar de haber sido solicitado por la defensa» del exdirigente.
Este mismo martes también ha comparecido ante el juez Adolfo Carretero el psicólogo José Capote, también propuesto por la actriz. El mismo ha reconocido que ofreció sus servicios a Errejón antes de trabajar para Elisa Mouliaá.
Precisamente, la defensa de Errejón presentó este lunes un escrito en el que sostiene que, antes de ponerse a disposición de Mouliaá, el psicólogo se ofreció a través de un mail al expolítico al mostrarse convencido de que éste era «inocente del cargo que se le imputa».
La representación del exdirigente asegura que nunca contestaron a ese correo electrónico. Capote les habría contactado en una segunda ocasión, el pasado 17 de enero, un día después de las declaraciones de Íñigo Errejón y de Elisa Mouliaá ante el juez.
La abogada de Errejón le devolvió la llamada tres días después y, según sostiene, el perito retiró ese ofrecimiento «sin dar ninguna otra explicación». «A posteriori hemos entendido los motivos, esto es, porque paralelamente el precitado perito también habría contactado con los representantes procesales de Mouliaá para ofrecerle sus servicios profesionales en una causa mediática en la que le interesaba intervenir, y aquellos sí le confirmaron su contratación», añade.
Este martes, ante el juez, Capote ha reconocido ese correo electrónico. También ha asegurado que publicó un mensaje en la red social Twitter en el que cuestionaba la versión de la actriz, asegurando que el miedo que decía haber sufrido en la fiesta le habría hecho quedarse en la misma y no irse con Errejón.
Capote ha apuntado que lo que hizo fue prejuzgar el caso sin haberse informado al respecto, y que su opinión cambió una vez contó con la documentación de la causa. El psicólogo, en concreto, ha asegurado que «siempre favorece al que se lo merece» y que realizó «un informe favorable a la verdad».
De hecho, se ha ratificado en el mismo y ha aseverado que la actriz no consintió ninguno de los actos que atribuye a Errejón en su denuncia. «El dio por hecho que iba a tener consentimiento en todo momento», ha apuntado.
El perito, al igual que Cabrera, ha asegurado que la mezcla del antidepresivo que tomaba la actriz y el alcohol «altera y potencia los efectos del fármaco».
Estas diligencias llegan después de que, el pasado 20 de junio, Soraya, una de las organizadoras de la fiesta en la que el Errejón habría supuestamente agredido sexualmente a Mouliaá, asegurase ante el juez que la actriz «llegó a decirle que lo que había pasado» con el exdirigente «no era un delito» en el momento de los hechos.
Soraya señaló el pasado 20 de junio que Mouliaá realizó esa afirmación en un audio que ha sido solicitado por el instructor. La actriz le habría indicado que finalmente le denunció porque, tras informarse y ver casos similares, consideró que los hechos podrían ser penados en virtud de la ley del ‘solo sí es sí’ y que «se veía en el deber moral» de hacerlo y «por motivos altruistas».
Ese mismo día el juez también tomó declaración como testigo al otro organizador de la fiesta, Borja, que también reside en Australia. Ambos habrían roto relaciones con Mouliaá cuando ésta se divorció de su marido, del que eran amigos.
Borja relató que contactó por correo electrónico con Errejón tras enterarse de la denuncia porque le parecía injusto de lo que se le acusaba y ha añadido que han mantenido más conversaciones.
«¿Cuál es el plan con el juicio?», admitió que le preguntó al exdiputado, preguntando por «información de lo que ocurría a nivel práctico».
El testigo afirmó que tampoco vio muy afectada a Mouliaá esa noche y que habría visto si Errejón la hubiera cogido del brazo en el pasillo. «No vi nada fuera de lo normal», apostilló, además de señalar que en la casa no había pestillos.
Un tercer testigo presente en la fiesta, Hugo, señaló que no notó «bebida especialmente» a la actriz, que no recuerda la imagen de ella con una copa bebiendo, que los vio con «normalidad» cuando se fueron y que Mouliaá le mandó algún mensaje que ha ignorado.
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