Durante una intervención, mientras retiraba una muestra del brazo de la mujer, la conversación ha derivado en un juicio sin filtros sobre su aspecto.
“¿Por qué se ha dejado tanto?”, le ha dicho la paciente, sin pensar en sus palabras. “Tiene ojeras, arrugas, las mejillas apagadas… Así no va a poder retenerlo. Lo perderá, doctora”, refiriéndose a su relación de pareja con Evren.
Bahar, sorprendida por el ataque, ha intentado mantener la calma, pero no ha podido evitar sentirse herida. Sin embargo, le ha respondido con sinceridad: “No lo creerá, pero hay gente que me quiere como soy”.
En silencio, Bahar ha terminado la intervención. Ha vendado la herida y ha dado instrucciones a los enfermeros. Una vez más, la presión sobre la belleza ha golpeado donde más duele. Porque ser mujer, a veces, también es tener que justificar tu rostro cansado, tus cicatrices y tu vida.