El paralelismo resulta cada vez más inquietante. En su discurso ante el Comité Federal del PSOE, Pedro Sánchez ha calcado este sábado, casi palabra por palabra, las disculpas que el entonces presidente Mariano Rajoy ofreció ante el Pleno del Congreso el 1 de agosto de 2013, por el escándalo protagonizado por Bárcenas.
Aquel Pleno se celebró en el Senado, debido a las obras de acondicionamiento de la Cámara Baja, poco después de que el juez decretara el ingreso en prisión del extesorero del PP, Luis Bárcenas, investigado por presunto fraude fiscal.
Ya había salido a la luz el escándalo por el pago de sobresueldos a distintos miembros de la dirección del PP.
Vídeo | Sánchez emula el discurso de Rajoy en 2013: «Me equivoqué al depositar la confianza»
Antes de mantener un agrio cara a cara con el entonces líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, Rajoy pronunció unas palabras que este viernes han tenido su eco en la sede socialista de la calle Ferraz.
«Los hechos sobre los que deseo informar a la Cámara se resumen en dos palabras: me equivoqué», dijo Rajoy desde la tribuna; «señorías, lo lamento, pero fue así; «me equivoqué al mantener la confianza en alguien que ahora sabemos que no la merecía«.
«Y ese ha sido todo mi papel en esa historia», intentó zanjar el asunto, «¿me equivoqué al confiar en una persona inadecuada? Sí«, se respondió, «cometí el error de creer a un falso inocente, pero no el delito de encubrir a un presunto culpable».
El presidente Pedro Sánchez ha seguido el mismo guion este sábado, durante su comparecencia ante el Comité Federal del PSOE, para salir al paso del escándalo provocado de la entrada en prisión del ya exsecretario de Organización del partido, Santos Cerdán, como miembro de una «organización criminal» que cobraba comisiones por la adjudicación de obras públicas.
«Sí, quiero pediros perdón, y lo quiero hacer una vez más, a vosotros, a vosotras y al conjunto de los españoles», ha dicho Sánchez intentando empatizar con su público; «porque me equivoqué al depositar mi confianza en personas que no la merecían. Me equivoqué«, ha insistido.
A continuación, Sánchez se ha presentado como víctima de una «traición dolorosa«, la cometida por Santos Cerdán y José Luis Ábalos, que no han resultado ser los hombres íntegros que él siempre creyó.
«La traición sufrida, sin duda alguna, es dolorosa. Desde el punto de vista político y personal, no os
lo escondo», ha reconocido ante el auditorio formado por dirigentes socialistas.
«Al fin y al cabo, fui yo quien confió en ellos y quien no supo descubrir qué había detrás«, ha añadido.
Sánchez ha querido mostrarse así como un hombre crédulo, que jamás hubiera sido capaz de imaginar los turbios manejos en los que estaban envueltos los dos hombres de su máxima confianza en la dirección del partido.
Pese al evidente paralelismo, Sánchez ha querido marcar distancias. «Nosotros no somos como los otros«, ha dicho, «no somos como la derecha o la ultraderecha, como el PP y como Vox».
«Ni somos como los corruptos que han marchado nuestras siglas», ha añadido, «así que nadie intente igualarnos en la indecencia con ellos«.
Para anunciar que no piensa tirar la toalla, pese a estos escándalos, Sánchez ha vuelto a recurrir a la metáfora marinera que ya esgrimió durante su anterior intervención en la sede de la calle Ferraz.
«Vosotros y vosotras me elegisteis como capitán de este barco», ha dicho dirigiéndose a sus compañeros de partido, «y el capitán no se desentiende cuando viene mala mar. Se queda a capear el temporal y salvar el puerto».
Quizá la principal diferencia entre las disculpas esgrimidas por Rajoy y Sánchez ha sido el escenario.
En aquella sesión del 1 de agosto de 2013, Mariano Rajoy se enfrentó a todos los grupos de la oposición. Su debate más agrio fue con el socialista Alfredo Pérez Rubalcaba, quien le amenazó con presentar una moción de censura (lo haría cinco años después, con éxito, Pedro Sánchez).
En el acto de este sábado, Sánchez se ha dirigido a un auditorio mucho más amable: los cerca de 300 miembros del Comité Federal del PSOE, casi todos elegidos por él mismo y por Santos Cerdán.
Tan sólo ha tenido que escuchar unas palabras de reproche del presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, quien le ha pedido que convoque elecciones o se someta a una cuestión de confianza en el Congreso, para poner fin al rosario de escándalos que rodean al Gobierno.
Sánchez sí comparecerá ante el Pleno de la Cámara Baja el próximo miércoles, donde escuchará críticas de sus socios parlamentarios.
Pero ha decidido diluir la polémica mezclando en la misma intervención sus explicaciones sobre la reciente Cumbre de la OTAN (donde firmó el compromiso de elevar el gasto militar al 5% del PIB, pero anunció luego que no piensa cumplirlo) y la última reunión de la Comisión Europea.