¿Qué podrá encontrar el público en un espectáculo como ‘La risa en verso’?
Un recital muy particular, pensado para divertir. Haciendo otros recitales vimos que en el momento en el que aparecía una pequeña perlita de humor en algún poema o en algún comentario a los poemas, la gente lo acogía con muchas ganas, como la tierra seca cuando llueve. Pensamos entonces, con Luis Santana, el barítono y creador de estos recitales, la posibilidad de crear uno específicamente desde el punto de vista del humor, con el humor como columna vertebral, y nos salió ‘La risa en verso’, que está plagado de momentos hilarantes y otros sencillamente de sonrisa, y compuesto por poemas de humor y canciones con un tono divertido y alegre. Es un mosaico de alegría, un ramillete de poemas y canciones que intentan alegrar a la gente. El fin no es otro que el público se marche con una sonrisa.
¿Cómo se une música y humor?
Dejándolas cada una lo más libre posible. Los poemas se leen sin música y las canciones se cantan sin que yo intervenga. Se van entrelazando y finalmente forman un maridaje perfecto. La música y la poesía han estado históricamente muy ligadas, de hecho la poesía tiene un ritmo interior y una musicalidad propia y la música siempre tiene un tono poético que nos eleva, es quizá de las artes la más ambigua pero enseguida uno nota cuando la música le está reconstruyendo por dentro. No hace falta hacer nada, van cada una por su lado y hacen ellas el trabajo.
Pepe Viyuela, Luis Santana y Francesc Blanco / .
Un formato con el que sale de su zona de confort.
A mí, la escena, el escenario, el teatro, me gusta por lo que tiene, y más en estos tiempos, de analógico, de presencial, de sentirte muy cerca del público, y de compartir con ellos esos momentos, y que ellos vean que tú también estás ahí, respirando al mismo tiempo y en el mismo lugar, participando del momento, sintiendo que aquello es absolutamente irrepetible, que nunca es igual. Esa presencialidad y esa capacidad que tiene el teatro para concertar ánimos, para vivir una ceremonia, para que la gente asista en grupo y para que desde el escenario se ofrezca en este caso una liturgia. Creo que la esencia de nuestro trabajo como cómicos, como actores, es la de contar historias y hacer que la gente disfrute del relato.
¿Qué no deja de aportarle el humor?
La posibilidad de vivir mejor. El humor nos reconstruye en los momentos difíciles y nos da ligereza y ánimo para hacer cosas que de otra manera se nos presentan muy cuesta arriba. Yo creo que el humor es una forma de mirar, una perspectiva ante la realidad, y la realidad es bastante dura, así que nos permite sentirnos un poco más enteros ante los desastres que nos acechan. El humor es una necesidad, no es un artículo de lujo, lo necesitamos para vivir, de lo contrario nos mustiamos y nos deprimimos. Cuando alguien a nuestro lado disfruta, nos sonríe y es capaz de afrontar los problemas con esa flexibilidad que proporciona el humor nos contagiamos inmediatamente de ello. Es una afección muy aconsejable, ojalá la practicáramos más.
¿Cuál ha sido su último gran descubrimiento de la literatura española?
La literatura poética lo que practica generalmente es la profundidad, la melancolía, la tristeza. Estamos muy contentos de que haya una gran tradición en este sentido, pero los poetas escriben muy pocas veces con un tono de humor, con lo cual no nos resultó muy fácil encontrar autores en esta línea. En el recital aparece Quevedo, que sí lo hacía, seguramente por una cuestión de supervivencia: era un hombre con los pies deformes, cojo, veía muy poco… También hemos rescatado poemas muy divertidos de Francisco Martínez de la Rosa, Domingo de Santana, José Cadalso… Uno de mis últimos descubrimientos ha sido Manolito el Pollero, un poeta bastante desconocido pero fundamental, muy ligado a Camilo José Cela y Los Papeles de Son Armadans.
¿Qué está aprendiendo con esta aventura poética?
Lo fácil y barato que puede resultar el sentirse mejor, el gran valor de las cosas pequeñas. Con un poema, con una canción, uno puede ver cómo su tarde, su día, su semana, cambia. Las cosas pequeñas no solo ayudan sino que te salvan.
Con los políticos, ninguna broma.
En el recital hay alguna alusión política, algún comentario, pero el objetivo del espectáculo no es ese, no es hacer un programa satírico sobre la realidad actual. Hay más lirismo que sátira pero inevitablemente la realidad se nos cuela.