Palmeiras es un ejemplo hipnótico en el Mundial de Clubes. Un equipo concebido a la vieja usanza que tiene el compromiso por bandera. Es lo que ha logrado Abel Ferreira en cinco años inolvidables para o Verdão dos Copas Libertadores, una Recopa Sudamericana, dos Series A, una Copa de Brasil… La mentalidad del entrenador portugués, al que muchos comparan con Mourinho, es netamente ganadora. Este patrimonio es el que ha vuelto, una vez más, a llevar al equipo alviverde a disputar un título, como el Mundial de Clubes, donde los cuartos se presentan como una aventura contra el Chelsea (3:00 horas), campeón de la Conference. Una de las figuras clave en esta eliminatoria será Felipe Anderson (Santa Maria, Distrito Federal, Brasil, 1993).
«Brasil es el país del fútbol»
El campeón olímpico con la Canarinha en los JJOO de Río 2016 decidió volver en abril del año pasado a Brasil, de donde salió con 20 años como gran apuesta de la Lazio. Su retrato es del perfecto perfil con talento sudamericano, que propone descaro y rebeldía desde la banda derecha en la que ejerce de extremo. Pero esta filosofía ha venido acompañada de un continuo aprendizaje de rapidez, técnica y polivalencia que le permitió hacer carrera en el equipo romano, el West Ham y el Oporto, víctima del Palmeiras en la fase de grupos del Mundial de Clubes.
«Creo que la mayoría de los atletas que se van jóvenes de Brasil para jugar, para construir una carrera en otro continente, sueñan con regresar algún día, con representar a algún equipo en su país. Consideramos a Brasil el País del Fútbol y, después de tantos años, surgió la oportunidad de volver a una liga competitiva, a un equipo con la grandeza del Palmeiras«, comenta a este diario un jugador que encaja a la perfección en la filosofía de Abel Ferreira y que confirma que el Brasileirao es una isla en la que todavía se producen vueltas en plena madurez como la que protagonizó Felipe Anderson.
Forma parte de la misma generación que Neymar, con el que fue campeón de la Libertadores en 2011 y oro olímpico. Ambos han terminado volviendo a tierra prometida, aunque Felipe Anderson lo hizo con la mayor ambición posible. Por eso el billete de vuelta lo compró para enrolarse en las filas del Palmeiras, el equipo más laureado de su país y que busca, junto a Fluminense, amargar la vida a los europeos. Además del Oporto, la otra víctima del Verdão ha sido el Botafogo, al que eliminó en un duelo fratricida gracias a un gol de Paulinho en la prórroga.
Palmeiras – Chelsea, el derbi de Estevão
«Para mí no fue difícil decidir volver. Todavía me sentía competitivo y sabía que podía contribuir de alguna manera. Así que decidí regresar para ser campeón, para buscar títulos, como es el espíritu y la mentalidad del Palmeiras», admite Felipe Anderson, defensor de la idea resiliente y combativa que también transmite una de las hinchadas más destacadas del Mundial de Clubes. Su preciosa camiseta verde es sinónimo de compromiso para quien la lleva, sea jugador, aficionado o técnico, como Abel Ferreira, quien está exprimiendo de un grupo diverso.
De un lado, perfiles como el de Felipe Anderson, que se fue tras más de una década en Europa con 319 partidos, 58 goles y 63 asistencias. Del otro, jóvenes promesas como Estêvão, que vivirá un duelo especial contra el Chelsea, su equipo en cuanto termine el Mundial de Clubes. La operación del equipo londinense puede superar los 62 millones en caso de sumar las variables. Aunque solo hace falta verle un par de pinceladas en el campo para saber que el extremo derecho, por lo tanto, quien comparte y rivaliza por un puesto con Felipe Anderson, marcará época.
Nadie mejor que él, quien ejerce de tutor en la transición europea, para determinar qué impacto tendrá un jugador que, apenas cumplida la mayoría de edad, esta soportando el peso de un equipo histórico en sus hombros. Como toda su generación, que ha madurado a la fuerza ante un torbellino de expectativas impropio para cualquier persona de su edad. «Sin duda, Estevão, en el último año, desde que debutó, ha tenido ese brillo, ese protagonismo. Ha ayudado de forma directa en casi todos los partidos, marcando la diferencia. Entonces, creo que, por su calidad, por el momento que vive y por la humildad que tiene para trabajar y crecer, su futuro es brillante», destaca Felipe Anderson.
«Los que aman el fútbol saben de la grandeza de Palmeiras»
Tanto él como sus compañeros en el Palmeiras, están «disfrutando de sus últimos partidos, últimos entrenamientos y últimos momentos con él. Le deseamos un futuro brillante y maravilloso, porque, además de jugador, es un chico magnífico». No habría mejor regalo que luchar por un título como el Mundial de Clubes al que clubes como el Verdão le están dando sentido. «Es algo especial. Creo que todos los deportistas y clubes que están participando han visto la dimensión que esto ha generado en el mundo. La competitividad con la que todos los equipos entran al campo, el deseo de seguir adelante es algo por lo que todos están luchando. Así que es un privilegio y el enfoque es total», ambiciona el delantero de Palmeiras.
Lo que ya han dejado claro entidades como Palmeiras, Fluminense o Al Hilal es que el Mundial de Clubes era mucho más que una Champions. «Creo que todas las personas que siguen el fútbol también siguen el fútbol sudamericano. Y el Palmeiras, más que nunca, es uno de los clubes más grandes de América del Sur y, en los últimos años, se ha mantenido como protagonista en todas las competiciones, tanto nacionales como internacionales. Entonces, todo aquel que entiende de fútbol, que es amante del fútbol, sabe de la grandeza del Palmeiras a nivel mundial», reivindica Felipe Anderson.
Aunque se ha visto a más de un técnico europeo lamerse las heridas, e incluso ponerse una venda antes, con temas como el calor o el cansancio. «La evaluación es que, en cualquier torneo y en cualquier país, ya sea en Europa o en América, habrá diferencias para algunos futbolistas, independientemente del club. Si jugáramos a final de año, estaríamos al final de temporada en Brasil, con un calendario mucho más largo que en Europa, por la cantidad de partidos«, recuerda el brasileño ante la posibilidad de que el Mundial de Clubes 2029 pueda celebrarse en Qatar o Arabia Saudí a final de año, como se hacía antes del nuevo formato.
«Todos jugamos en condiciones extremas»
Otra de las opciones, además de España, es Brasil. En cualquier escenario, la respuesta de Felipe Anderson es clara y sirve para entender a la perfección la mentalidad de Palmeiras. «Son dificultades que hay que afrontar. Otros clubes expusieron sus dificultades con algunas quejas, y eso me parece normal, porque todos quieren una condición ideal, una condición perfecta. Pero, lamentablemente, eso no siempre es posible. Hay que seguir, sabiendo que nosotros también enfrentamos muchas dificultades«, explica el jugador de Palmeiras.
«También jugamos en condiciones de calor extremo que tuvimos que superar», concluye con la lógica que encaja a la perfección con la cosmogonía de Palmeiras, «donde el buen rendimiento se debe mucho a la mentalidad ganadora. La mentalidad de los jugadores que llegan y ayudan a elevar el nivel de equipo«. Palmeiras, un equipo sin techo y con la mirada al cielo, donde se dibuja un reto a la altura de su historia contra el Chelsea, al que intentarán imponerle el vértigo europeo por el que han pasado City, Atlético y tantos otros en los futuros Mundiales de Clubes. Un torneo entre iguales que amplía los márgenes del fútbol.