Esa sonrisa traviesa. Discreta pero brillante. La que te sale sin querer, casi de medio lado, cuando todo está saliendo hasta mejor de cómo te lo habías imaginado. Esa que tuvo Aitana cuando saltó al verde en el 90 o Alexia cuando hizo una reverencia ante la grada llena del Stadoin Wandorft tras su diana. O la de Vicky López cuando una vez tras otra hacía maldades sobre el césped con el balón en los pies. España arrolló a Portugal (5-0) en su debut en la Eurocopa y reiteró su voluntad que grabar su nombre en el trofeo europeo. Fue un festival y tan solo es el principio.
España se sintió cómoda porque pudo crear. Esa frustración de partidos anteriores se vio diluida en el momento en que la selección española tocó el balón. Combinó, trianguló y usó su centro del campo como un engranaje a la perfección, como antesala de una delantera siempre en su sitio. Eran punzantes y salieron a morder. No se habían cumplido dos minutos del debut y Esther González ya firmó una obra de arte. La granadina bajó un balón con un control acrobático magnífico para, dentro del área, rematar con el tacón de espuela. Aitana Bonmatí y Alba Redondo, de pie en el área técnica, saltaron y celebraron lo que fue el inicio del baile.
La delantera española Esther González celebra tras anotar el primer gol del equipo este jueves, durante el partido del grupo B de la Eurocopa Femenina 2025, entre Portugal y España, en el Stade de Suisse en Berna. / EFE
Con la ventaja que le daba no solo el marcador sino también la puesta en escena, España arrasó. De nuevo Esther, tras un pase de Ona Batlle, habilitó a Vicky López que deslumbró una vez más. La joven promesa española ya no lo será nunca. Nada de promesa o diamante en bruto. Reluce como ella sola, gracias a ese talento que tienen tan solo unas pocas. Las elegidas que han sido tocadas por una barita. Tiene un descaro hipnótico, esa capacidad de quitarle transcendencia al debutar en una Eurocopa. Ese que le permite no darle mayor importancia a los hechos para poder disfrutarlos desde la inocencia y la felicidad. Vicky López no es una apuesta de futuro, es una estrella del presente.
Y es que esta selección está creando la mezcla perfecta. Una combinación de sabiduría e inocencia. De las que lo viven todo por primera vez y las que llevan años luchando para que estas puedan vivirlo. Y todo liderado por una futbolista que está repitiendo muchas primeras veces. Aunque estas con una emoción especial. Alexia Putellas hacía mucho que no era una debutante, pero tras su grave lesión de rodilla le ha tocado volver a vivir muchas cosas. Una oportunidad preciosa que está disfrutando. Porque nunca sabes cuándo va a ser la última vez. En el mejor momento de su carrera cayó en un pozo muy hondo y, pese a su tozudez innata por salir, no siempre querer es poder.

La centrocampista española Alexia Putellas celebra tras anotar el tercer gol del equipo este jueves, durante el partido del grupo B de la Eurocopa Femenina 2025, entre Portugal y España, en el Stade de Suisse en Berna. / EFE
Pero Alexia Putellas es muchas cosas (referente, líder, deportista, capitana….), pero sobre todo es una mujer con la convicción de que siempre se puede luchar un poco más por aquello en lo que crees. Se ha sobrepuesto a cosas muy duras en su vida y, en el fútbol, también le ha tocado la parte más cruel. Por eso, esta Eurocopa es especial para la capitana. Volvía al torneo continental que no pudo disfrutar en Inglaterra.
Y en el que fue su redebut marcó el tercer tanto para España que le dibujó una sonrisa de oreja a oreja. Recogió el balón, se lo acomodó, recordó y lo reventó. Fue una preciosas divina de La Reina del fútbol. Sonriendo celebró con sus compañeras y luego se quedó sola en el verde. Miró a la grada e hizo la reverencia. Se quitó el sobrero ante el mundo del futbol que le debe más de lo que cree. El círculo se acaba de cerrar y sellar para siempre.
La euforia corría por las venas de las españolas, que estaban ejerciendo una presión alta que no dejaba a Portugal ni tan solo sacar el balón del cerco de su portería. Fue minando la moral de las lusas mientras se iban haciendo cada vez más grandes. Y volvió a aparecer Esther, que se encontró un balón muerto dentro del área tras un centro de Pina que chocó contra el poste.
Con el 4-0 en el marcador, España siguió bailando. A ritmo del dembow que siempre pone Vicky en el vestuario y también sobre el verde. Este equipo marca a su tempo, ordena los pasos y disfruta al son de la música que hace sonar cuando juega a fútbol. Y si alguien es el metrónomo de este equipo es Aitana Bonmatí. La catalana salió en el 80 con una sonrisa de oreja a oreja. Tras una semana muy complicada con la meningitis que la llevó al hospital, estuvo presente y disputó esos diez minutos que le supieron a gloria. En el añadido, Cristina Matín Prieto remató un centro precioso de Salma Paralluelo con un testarazo que selló una manita merecida.
Todo fueron buenas noticias contra Portugal. Debut, goleada, regresos y bailes. España ha venido a la Eurocopa a reinar.