Agentes de la Policía Nacional de la Comisaría Provincial de León identificaron a un varón como presunto autor de al menos cuatro delitos de estafa y hurto cometidos en viviendas del barrio de San Mamés, a las que se accedía tras hacerse pasar por un revisor de la luz.
Desde el pasado mes de mayo, el investigado habría accedido a varios domicilios haciéndose pasar por técnico de una empresa eléctrica, logrando sustraer dinero en efectivo, joyas y otros efectos de valor. Las víctimas son personas de avanzada edad y en situación de vulnerabilidad.
Actualmente, el sospechoso se encuentra en paradero desconocido, por lo que permanece activo un dispositivo de búsqueda para su localización y detención. No se descarta su implicación en otros hechos de naturaleza similar.
Patrón delictivo
La investigación del grupo de delincuencia urbana permitió establecer un patrón delictivo claro, enmarcado en la modalidad conocida en el argot policial como la estafa del falso revisor. Este tipo de delitos suele ser cometido por delincuentes itinerantes, que se desplazan por distintas ciudades y evitan actuar en su localidad de residencia, lo que dificulta su identificación.
El perfil de las víctimas responde a personas de edad avanzada, con capacidades físicas o cognitivas mermadas, que habitualmente conservan dinero o joyas en sus domicilios. En varios casos, las víctimas presentaban también deficiencias visuales o problemas de memoria, lo que demoró la denuncia, al no ser plenamente conscientes del engaño.
El autor accedía a las viviendas mediante pretextos relacionados con supuestas revisiones eléctricas, tales como inspecciones por consumo excesivo, cambio de piezas o amenaza de corte inmediato del suministro. Una vez dentro, adoptaba una actitud cordial y convincente para ganarse la confianza de las víctimas.
Aprovechando momentos de distracción, como cuando pedía a las víctimas que revisaran interruptores en otra estancia, procedía a sustraer objetos de valor. En uno de los casos, retiró 400 euros en efectivo. Además, en al menos dos ocasiones, consiguió apropiarse de tarjetas bancarias y sus correspondientes códigos PIN, con la excusa de realizar devoluciones o cobros. Posteriormente, las utilizó en cajeros automáticos para extraer hasta 1.000 euros, intentando sin éxito retirar otros 1.000 en otro intento.