España ha vivido un auténtico ‘boom’ del turismo estadounidense desde la pandemia, pero ese periodo parece haber llegado a su fin con una “clara ralentización” desde el pasado otoño, debido en parte a la incertidumbre política y comercial generada tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, según un informe elaborado por Caixabank Research. Los datos de los datáfonos del banco catalán revelan que el gasto con tarjetas pasó de crecer un 17% interanual entre enero y octubre de 2024 a sufrir una caída del 2,2% en promedio de noviembre de 2024 a mayo de 2025.
Entre 2019 y 2024 las llegadas de turistas procedentes de Estados Unidos crecieron un 28,3%, más del doble que el 12,3% que registró el total de llegadas internacionales, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Durante ese periodo, los visitantes estadounidenses pasaron de representar el 4% de las llegadas y el 6,3% del gasto turístico internacional a suponer el 4,6% y 7,1%, respectivamente.
Entre los motivos del auge de los visitantes norteamericanos en el último lustro está el elevado nivel de optimismo de los estadounidenses a la hora de viajar al extranjero, según las encuestas de ‘The State American Traveler’, a las que hacen referencia las fichas de país que publica Turespaña, y el aumento de la conectividad aérea entre ambos países.
Pero desde noviembre del año pasado, la tendencia ha comenzado a darse la vuelta. El número de turistas estadounidenses que visitó el país pasó de crecer un 14,6% en los primeros diez meses de 2024 a hacerlo un 6,8% entre noviembre de 2024 y el gasto pasó de incrementarse más de un 23% en los primeros ocho meses de 2024 a hacerlo un 5,6% en los ochos siguientes. En ambos casos, por encima de la desaceleración de la llegada de turistas internacionales en su conjunto (del 11,1% al 7,6%) y del gasto de esos turistas (del 17,8% al 11%).
A pesar de que los norteamericanos no son ni mucho menos los principales turistas que recibe España -ese puesto lo protagonizan Reino Unido, Francia y Alemania- la ralentización de su crecimiento amenaza con restar un punto porcentual al crecimiento de la actividad turística este año, en un contexto de desaceleración debido a la moderación del crecimiento de los turistas internacionales durante este verano y la apuesta del turista nacional por viajar más al extranjero en vez de quedarse en el país.
Así, el servicio de estudios de Caixabank, prevé un crecimiento del 2,7% del PIB turístico para este año, frente al 6% de 2024 y por encima de las estimaciones para el conjunto de la economía española (2,4%), que podría reducirse hasta el 2,6% por el impacto negativo del turismo norteamericano.
Incertidumbre de la política comercial
Entre los motivos de esa ralentización se sitúan, además de la normalización del turismo tras la pandemia, factores macroeconómicos, como la apreciación del euro frente al dólar y el deterioro de las perspectivas de crecimiento de la economía estadounidense. Sin embargo, el servicio de estudios de Caixabank sostiene que es “improbable” que por sí solos estos factores hayan causado una desaceleración tan marcada “en un periodo de tiempo tan corto”.
Como ejemplo, CaixaBank Research estima que una depreciación del dólar de un 1% contra el euro reduce las llegadas de los estadounidenses un 0,25% en el siguiente trimestre, de forma que la depreciación del dólar a partir de febrero podría debilitar el turismo estadounidense hacia el verano, pero no antes.
El servicio de estudios sugiere que la desaceleración podría tener que ver con un “aumento de la incertidumbre en torno a la política económica y comercial de Estados Unidos que estaría comenzando a afectar a la propensión de los estadounidenses a viajar a España”. El ‘Economic Policy Uncertinty Index’, que mide la incertidumbre a partir de las noticias en prensa en Estados Unidos, afirma que se ha disparado hasta máximos históricos desde la llegada de Donald Trump a la presidencia y el inicio de la inestabilidad del comercio global. Y aunque el turismo internacional «no está directamente afectado por los aranceles, se trata de un bien de lujo y, por tanto, es un gasto susceptible de ser recortado cuando los hogares no tienen certeza sobre la situación de la economía”, añade el citado informe.
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