Es difícil entender el Mundial de Clubes a 1 de julio a miles de kilómetros. Nadie en su sano juicio, salvo que esté de vacaciones o insomne, se habría quedado a pernoctar por un Manchester City – Al Hilal, como quizás sí lo haría por unos octavos del Mundial de selecciones. Pero el desarrollo del torneo que la FIFA se ha inventado récord está generando interés a través de las sorpresas. Existían todos los ingredientes para que así fuese: de un lado, clubes en modo ‘post-temporada’; del otro, escuadras dispuestas a disolver el eurocentrismo.
Al Hilal dinamita la transición del City
Las primeras sorpresas llegaron en la fase de grupos. Aunque el término utilizado para designar eliminaciones que tienen sus argumentos no puede ser siempre el mismo. No fue una sorpresa para el Atlético, que llegaba en estado de languidez que empezó con el doble penalti de Julián Álvarez. O el derrape de un Oporto incapaz de competir en su país con un entrenador como Martín Anselmi, al que los argumentos del Big Data le han durado apenas unos meses. La lista de víctimas se ha seguido ampliando en las eliminatorias.
Guardiola pretendía darse el lujo de construir un nuevo Manchester City en el Mundial de Clubes, dando entrada y probando a fichajes como Cherki, Ait-Nouri o Reijnders. Sin embargo, Simone Inzaghi se preocupó por desmontar el ‘onboarding’ de los nuevos jugadores ‘skyblue’ con un Al Hilal imperial que confirmó el peor año de Guardiola desde que es entrenador. Una derrota que, lógicamente, alimentó la política de bandos que desata cualquier victoria o tropiezo de los entrenadores o equipos que han sido ganadores en los últimos años.
Como el propio Inter, quien ha visto cómo su exentrenador avanzaba por la autopista saudí dejando atrás a Chivu y un equipo que, desde la final de Champions, ha vivido en el conflicto continuo. «Aquí tienes que querer quedarte. ¿Entendido? Porque aquí luchamos por objetivos. El mensaje es claro: el que se quiera quedar que se quede, el que se quiera ir que se vaya. He visto muchas cosas que no me han gustado», dijo Lautaro, tras caer eliminado contra el Fluminense, incendiando al Inter con el beneplácito de su presidente, Giuseppe Marotta.
Los reproches de Lautaro a Çalhanoglu
El destinatario de esa visceral crítica fue Hakan Çalhanoglu. No hizo falta ni mencionarlo. «Perdimos y me dolió. Lo viví con tristeza, no sólo como futbolista, sino como alguien a quien realmente le importa este equipo. A pesar de la lesión, inmediatamente después del pitido final llamé a algunos de mis compañeros para hacerles sentir mi apoyo. Porque cuando te preocupas, eso es lo que haces. Pero lo que más me impactó fueron las palabras que vinieron después. Palabras duras. Palabras que dividen, no que unen», se defendió el turco.
El Mundial de Clubes era un torneo envenenado, al que podían ponérsele todas las excusas posibles: el calendario, los minutos acumulados, el calor… Pero a la hora de la verdad, ver un 3-4 en tu contra después de una prórroga con dos goles en tu tejado ha provocado en el City un terremoto equivalente al de una eliminaciónn en Champions. Sobre todo, porque sobre el club inglés siempre hay una radiografía milimétrica del gasto en fichajes, que se amplió antes del torneo internacional. Lógicamente, los refuerzos no eran para el corto plazo, pero en esa distancia pequeña es donde han recibido su primer gran golpe.
Chelsea, el rival a batir por un lado del cuadro
El golpe anímico que supone para equipos como City o Inter perder contra rivales de otros continentes es inversamente proporcional a la alegría desatada en equipos como Fluminense o Al Hilal. Los primeros, con una propuesta valiente, que evidencia la fortaleza del carácter brasileño que ha permitido que dos de sus representantes estén en cuartos. El otro, el Palmeiras, vencedor de un duelo fratricida con el Botafogo. Por el camino se quedó Flamengo después de dar la cara ante el Bayern, hasta el momento, el único capaz de aplicar el pragmatismo europeo.
La victoria de Al Hilal juega fuera de concurso. Es la liberación de una jaula de oro que ha sido resultado de un proceso muy diferente al que se establece como prototípico desde la óptica europea. Los movimientos recientes del club más laureado de Arabia han sido: un entrenador, Simone Inzaghi; y dos jugadores de la liga local. Nada de dispendios millonarios sin foco, aunque la ambición por fichar a los mejores se mantenga.
Porque hay un amplio trabajo detrás y de años, con fichajes como Malcom, Marcos Leonardo, Lodi, Cancelo, Milinkovic-Savic o un Bono extraordinario que sería titular en cualquier equipo de una Europa cuyo dolor alimenta el Mundial de Clubes. La parte del cuadro con un Palmeiras – Chelsea y un Fluminense – Al Hilal es una bendición para la consolidación de un torneo montado tan rápido como se han diluido las expectativas de equipos que venían a experimentar y han terminado saltando por los aires.