Un grupo de investigadores impulsa un proyecto para recolectar miles de muestras de excrementos humanos con el objetivo de crear una «bóveda del fin del mundo» de microbios, que será un legado para las próximas generaciones de la diversidad microbiana humana.
Un consorcio internacional de científicos ha lanzado la Iniciativa Microbiota Vault, un proyecto destinado a recolectar y conservar miles de muestras de heces humanas de todo el mundo. El proyecto busca crear un “Arca de Noé” de microorganismos, con el fin de legar a las generaciones futuras la vasta diversidad del microbioma humano, evitando que la acción humana y el cambio ambiental la degraden irreversiblemente.
El esfuerzo se inspira en la famosa Bóveda Global de Semillas de Svalbard, que protege la variabilidad genética de plantas ante catástrofes. Siguiendo ese modelo, Microbiota Vault archiva microbios esenciales, incluyendo bacterias, virus, hongos y arqueas, cuya desaparición podría comprometer la salud humana y la estabilidad de los ecosistemas.
Durante su fase piloto, iniciada en 2018, el proyecto ya ha recolectado más de 2.000 muestras fecales y 190 de alimentos fermentados procedentes de países como Benín, Brasil, Etiopía, Ghana, Laos, Tailandia y Suiza. Todas estas muestras se conservan a –80 °C en el Instituto de Microbiología Médica de la Universidad de Zúrich, en Suiza, donde permanecen en estado criogénico hasta su traslado a la bóveda definitiva.
Diversidad microbiana terrestre
El equipo original, compuesto por 25 investigadores fundadores, ha crecido hasta incluir a más de 100 expertos de 32 países. Esta expansión refleja la urgencia global de proteger el microbioma ante amenazas como el uso excesivo de antibióticos, la alimentación ultraprocesada y la intensificación agrícola, que erosionan la diversidad microbiana a un ritmo preocupante.
El almacenamiento actual en Zúrich será complementado con una sede permanente, idealmente ubicada en una región de clima frío como Suiza o Canadá. La temperatura estable de estas regiones permitirá la conservación a largo plazo sin depender de suministro energético continuo, replicando el modelo polar de Svalbard.
Según indica una nota de prensa de la Universidad Rutgers, en Estados Unidos, que concentra a gran parte de los investigadores a cargo del proyecto, las metas son ambiciosas: se busca alcanzar las 10.000 muestras para 2029, incorporando además cepas provenientes de microbiomas ambientales amenazados, incluidos suelos agrícolas, cuerpos de agua y comunidades microbianas animales. Así se garantizará un registro exhaustivo de la biodiversidad microbiana terrestre, tanto humana como no humana.
Marco ético y posibilidades a futuro
En un estudio publicado en la revista Nature Communications, los impulsores de la iniciativa han detallado un sólido marco ético que sustenta el proyecto. Por ejemplo, queda establecido que los donantes conservan la soberanía sobre sus muestras, se promueve la colaboración equitativa entre países desarrollados y en desarrollo y se establece un modelo de gobernanza inclusivo, con transparencia en las decisiones y beneficios compartidos con las comunidades implicadas.
Referencia
The microbiota vault initiative: safeguarding Earth’s microbial heritage for future generations. Maria G. Dominguez-Bello et al. Nature Communications (2025). DOI:https://doi.org/10.1038/s41467-025-61008-5
La conservación del microbioma no es un tema menor: estudios recientes vinculan su degradación a un alza en enfermedades crónicas como alergias, trastornos metabólicos y problemas inmunológicos. A nivel ambiental, la pérdida de microbios esenciales puede alterar la fertilidad del suelo, la productividad agrícola y la regulación de gases de efecto invernadero.
Los investigadores confían en que este banco de microbios sirva para desarrollar a futuro estrategias de restauración del microbioma humano, optimizar prácticas agrícolas mediante inoculaciones microbianas y recuperar ecosistemas dañados. Aunque aún no existen métodos probados para reimplantar comunidades completas, se cree que la ciencia logrará descubrir técnicas viables en las próximas décadas.