Si en los últimos años el problema para el campo era una prolongada sequía que las lluvias de la pasada primavera habían alejado, el calor que llevamos soportando desde hace un mes está teniendo efectos muy parecidos a la falta de agua.
Y es que estas semanas con altas temperaturas por el día y la noche no solo comportan pérdida de confort climático y dificultades para conciliar el sueño para las personas. Están teniendo unas consecuencias desastrosas en muchos cultivos de la provincia de Alicante, sobre todo en el litoral y el sur.
Un almendro muy estresado por el calor que está perdiendo las hojas / INFORMACIÓN
La llegada tan temprana del calor, con un junio tórrido, está golpeando con fuerza el campo y mermará las cosechas de verano y otoño. Los agricultores no recuerdan una situación igual de altas temperaturas tan continuada desde finales de mayo, que hace que las frutas de verano maduren antes y se reduzca la producción de la campaña otoñal e incluso la de 2026.
Así, se prevé por ejemplo una bajada del 60 % de la producción del limón, media cosecha de oliva pese a que las perspectivas eran buenas, y una mala cosecha para el año que viene de la almendra. Y la fruta de verano va a sufrir una merma en tres semanas. La fruta de temporada va a durar poco. Y el bochorno sigue apretando, con la primera ola de calor del verano durante estos días y un mar con el agua superficial rondando ya los 28 grados.
Previsión poco halagüeña para este verano
Acaba de empezar oficialmente el verano estacional y la previsión es que estamos ante un estío muy caluroso en el mediterráneo peninsular. El director del Laboratorio de Climatología de la UA, Jorge Olcina, explica que «esta situación de calor va a seguir», con la primera ola de calor del verano durante estos días.
Y «en un principio los modelos están hablando de un verano 2025 de nuevo muy cálido en el litoral mediterráneo. La zona de mayor temperatura de la península va a ser el litoral mediterráneo».
Así, los árboles se están deshaciendo de hojas y frutos pequeños para protegerse, y ofrecen un aspecto similar al de la sequía pese a incrementarse el riego.

Las hojas amarillas en los olivos son síntomas de falta de agua y exceso de calor / INFORMACIÓN
El presidente de Asaja Alicante, José Vicente Andreu, explica que «estamos sufriendo un final de primavera y comienzo de verano anormal con las temperaturas. Muy altas para la época». Apunta que «por desgracia empieza a ser habitual tener temperaturas muy altas en mayo y principios de junio. Algún día suelto, que ya es muy malo. Si se convierte en ola de calor con varios días seguidos de altas temperaturas día y noche, es fatal para la agricultura. Hay una gran pérdida de productividad, con todo lo que ello conlleva para el agricultor y para los consumidores, con precios más altos para estos».
Calor las 24 horas
Pero es que afirma que no hay precedentes de una situación como la de este año, con un inicio del calor tan tempranero y continuado, y con noches tropicales o ecuatoriales que mantienen el calor las 24 horas. «Hemos pasado de una primavera más fresca y húmeda de lo normal a una entrada de verano absolutamente tórrido. Las plantas lo sufren mucho, muchísimo. Tiene aspecto de marchitez, como si les faltara riego, en las de regadío, y de agostamiento en las de secano».
Y pone como ejemplo que «en mis cultivos de regadío he incrementado el riego, y siguen las plantas estresadas, tristes. Transpiran más agua de la que son capaces de absorber del suelo, aunque este húmedo».
Andreu, que el pasado jueves fue reelegido como presidente de Asaja Alicante, ha advertido que todo esto tiene dos consecuencias. «La primera es que los cultivos que están en fase de maduración, como cerezas, albaricoques, brevas, melones… aceleran ese proceso de maduración, debiendo recolectarse de forma acelerada. En estos días habrá muchas frutas pero en 15 o 20 días la oferta bajará. Es decir ahora los precios a los agricultores bajarán, a los consumidores no. Y en 20 días los precios a los consumidores quizás suban, a los productores, no».
Y en segundo lugar, «en cuanto a los frutos de otoño, que ahora están en las primeras fases de desarrollo, como olivar y cítricos, este estrés se traduce en caída anormal de los pequeños frutos. Las plantas se estresan y quieren autoprotegerse, y se quitan fruta de encima. De hecho habrá poca fruta para otoño».
El impacto
Ante esta situación Asaja estima que «habrá muy poca cosecha de limón verna, con una reducción del 60% sobre un año normal». Y para la primavera de 2026 augura una escasez de limones por el calor que están sufriendo los árboles ahora.

Los frutos más pequeños se deshidratan por el calor y caen al suelo / INFORMACIÓN
En cuanto a los almendros, ha señalado que en la Vega Baja hay este verano buena cosecha, «pero han perdido la hoja por estrés, lo que hará que el próximo año no tengan almendra«.
En cuanto al olivar, ha destacado que el problema es que «mucha flor se quemó, como dicen el campo. Realmente se deshidrató», y aunque es pronto para saber su efecto en la cosecha de este año, advierte que «era un año muy prometedor en el olivo, y al final hay consenso en el sector que habrá media cosecha.
Sequía acumulada más calor
Por su parte Lluna Morcillo, doctora por la UA e investigadora en el departamento de Investigación Forestal en el Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM), señala que «el calor junto con la sequía acumulada hace que los árboles tengan que regular la copa«, desprendiéndose de hojas para disminuir la transpiración.
Y es que Morcillo recuerda que cuantas más hojas tienen las plantas mas pérdida de agua tienen, y eso está relacionado con el agua disponible y la presión atmosférica que aumenta con la temperatura, es decir la demanda evaporativa de la atmósfera.
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