Nükhet ha regresado más fuerte que nunca y ha dejado claro que su paciencia se ha agotado. La mansión ahora está bajo su mando, y su palabra, como ella misma ha explicado a Zerrin, “es ley”.
Durante una conversación con su amiga, se ha desahogado por todo lo que ha tenido que soportar en el pasado: la muerte de su madre, el exilio forzado, el desprecio de los Korhan y la hipocresía de quienes hoy la miran con desprecio. Pero lo que más le duele no es el pasado… sino ver a su hijo Kaya a punto de mancharse las manos por venganza.
Por eso ha tomado una decisión: será ella quien actúe. “Les demostraré que soy una loba peligrosa”, ha dicho. Y ha prometido que nadie se irá sin pagar por el daño que le hicieron.
Zerrin la apoya, Pelin también ha llegado y entre las tres han formado una alianza imparable. “Esta vez no estás sola”, le han dicho a Zerrin, la madre de Pelin. Ahora que Nükhet está al mando, la guerra no ha hecho más que comenzar.