A Di María lo parte un rayo llamado Chelsea tras un partido de cuatro horas y media

El Benfica – Chelsea fue un partido difícilmente descriptible que refleja bien lo que está siendo el Mundial de Clubes de EEUU. Un encuentro que el equipo inglés dominó hasta que aparecieron dos tormentas: la primera, eléctrica, que paralizó el partido durante dos horas. La segunda, llamada Di María, que tras la reanudación transformó un penalti que él mismo buscó forzando una falta y poniendo un centro donde Malo Gusto metió la mano donde no debía. Echó por tierra todo lo construido 85 minutos antes. Por suerte, apareció Nkunku para que el partido no se convirtiese en la peor tarde-noche en la historia del Chelsea. A partir de ahí se derramó el Benfica, que encajó otros dos tantos: de Pedro Neto y Dewsbury-Hall que completaron la tormenta imperfecta.

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