El azúcar y los productos ultraprocesados se consumen en todo el mundo y con una infinidad de variedades, pero, ¿qué pasaría si se dejarán de incluir en la alimentación? Un experto tiene la solución.
El cardiólogo y divulgador sanitario, José Abellán, ha publicado recientemente un reel donde explica de forma clara, cercana y con un toque irónico lo que ocurre en el cuerpo cuando se deja de consumir azúcar y alimentos ultraprocesados. Lejos de centrarse en lo negativo de estos productos, Abellán pone el foco en la increíble capacidad del cuerpo humano para recuperarse cuando se toman decisiones alimentarias más saludables.
“Lo mejor de tomar alimentos azucarados, ultraprocesados y de comer mal… viene cuando lo dejas”, afirma el especialista.
Lo bueno de dejar el azúcar
Según Abellán, los beneficios de dejar el azúcar comienzan apenas 24 horas después del último bocado. En ese breve periodo, ya se pueden observar mejoras en parámetros como la presión arterial. A las 48 horas, el cuerpo empieza a estabilizar los niveles de glucosa en sangre, reduciendo la carga sobre el páncreas y mejorando la sensibilidad a la insulina.
En tan solo una semana, los marcadores inflamatorios —vinculados a múltiples enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y ciertas patologías autoinmunes— comienzan a disminuir. Con el paso de los meses, también se observan mejoras en la salud mental, gracias a una mejor regulación del eje intestino-cerebro, una menor inflamación sistémica y un estado hormonal más equilibrado.
Pero los beneficios no se detienen ahí. Según el cardiólogo, tras un año sin consumo habitual de ultraprocesados y azúcares añadidos, el impacto en la salud cardiovascular es considerable. El riesgo de sufrir enfermedades como infartos, hipertensión o arteriosclerosis se reduce notablemente, y mejora la calidad de vida general.
¿Cómo es cambiar estos hábitos en la alimentación?
Abellán concluye su mensaje señalando que “no somos del todo conscientes de esto”, en referencia a lo poco que la población parece saber (o asumir) sobre el poder de cambio que tiene la alimentación sobre el organismo. Su intención no es solo informar, sino también motivar un cambio real, tangible y al alcance de todos.