Los incendios forestales, con devastadoras consecuencias sobre la biodiversidad, la salud humana y los recursos naturales, están cobrando un nuevo protagonismo en la comprensión de los sistemas climáticos globales. El previsible aumento de los incendios en el futuro inmediato, a causa del cambio climático, podría alterar significativamente la capacidad de los océanos para absorber CO2, modificando así el equilibrio del ciclo del carbono planetario. Algunas de sus consecuencias podrían ser inesperadamente beneficiosas, según una reciente investigación.
El fuego, tradicionalmente percibido como destructor, podría jugar un papel inesperado en la regulación del clima global. Paradógicamente, podría favorecer la fertilización de regiones oceánicas, estimulando el crecimiento del fitoplancton, integrado por organismos microscópicos que absorben CO2 mediante fotosíntesis y que constituyen la base de la cadena alimentaria marina.
Los incendios emiten partículas y nutrientes, especialmente hierro soluble, transportados por la atmósfera y depositados en los océanos; estos micronutrientes alimentan el fitoplancton
«Los incendios inducidos por el clima surgen de condiciones meteorológicas más favorables, como baja humedad y altas temperaturas, las cuales a su vez están influenciadas por el cambio climático antropogénico«, explica Carlos Pérez García-Pando, coautor de un estudio encabezado por el Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS) e ICREA, publicado en la revista ‘Nature Climate Change’.
«Comprender estos incendios y su impacto en la fertilización de regiones oceánicas clave como el Atlántico Norte es esencial para prever con mayor precisión los niveles futuros de CO2 atmosférico», subraya el científico español.
Contribución de los incendios provocados por el clima y la actividad antropogénica a la deposición de sulfuro de hierro. / Nature Climate Change (2025)
Aunque históricamente se ha estudiado el papel de los incendios en la atmósfera y la superficie terrestre, su influencia sobre los océanos ha recibido menos atención. Sin embargo, los incendios emiten partículas y nutrientes, especialmente hierro soluble, transportados por la atmósfera y depositados en los océanos. Este micronutriente estimula el crecimiento del fitoplancton.
Para analizar cómo los incendios afectan a la absorción oceánica de CO2, el equipo científico utilizó modelos climáticos de última generación, con los que proyecto cómo cambiarán las emisiones de hierro derivadas de incendios a lo largo del siglo XXI bajo distintos escenarios socioeconómicos.
Aumento de las emisiones de hierro
El estudio destaca, en particular que al considerar el impacto del cambio climático sobre los incendios naturales, y no solo las actividades humanas directas, las emisiones de hierro podrían incrementarse entre 1,7 y 1,8 veces más de lo que se había estimado previamente.
¿Consecuencias? Según los investigadores, esa deposición adicional de hierro sería especialmente relevante en el Atlántico Norte, una región limitada por la disponibilidad de este micronutriente, donde podría aumentar la productividad del fitoplancton hasta en un 40% durante los meses de verano hacia finales de siglo.
«Cuantificar esta fuente de nutrientes para el fitoplancton es importante para tener una idea más precisa de cuánto CO2 permanecerá en la atmósfera en las próximas décadas», subraya Elisa Bergas-Massó, autora principal del estudio.
«Al determinar cómo los incendios impulsados por el clima aumentarán el suministro de hierro al océano, estamos revelando un bucle de retroalimentación crucial en el sistema terrestre que debemos comprender para abordar el cambio climático», añade la científica.

Células de cocolitóforos cubiertas de escamas de carbonato de calcio. / Robin Mejia / Alison Taylor
Pese a las posibles ventajas en lo que se refiere a la absorción de CO2, el estudio advierte sobre un posible debilitamiento de este efecto beneficioso debido a una disminución proyectada en la disponibilidad de macronutrientes –como el nitrato– en grandes zonas oceánicas.
Este fenómeno, atribuido al aumento de la estratificación del océano por el calentamiento global, podría reducir la mezcla de nutrientes desde las profundidades hacia la superficie, limitando el crecimiento del fitoplancton incluso si hay más hierro disponible.
Aun así, los autores estiman que los incendios inducidos por el clima podrían compensar hasta un 7% u 8% de esta disminución de productividad en el Atlántico Norte de altas latitudes, actuando como un mecanismo de amortiguación parcial frente a las pérdidas de absorción de carbono previstas.
Incertidumbres
La investigación destaca que los mayores aumentos en la deposición de hierro atmosférico se producirán durante el verano del hemisferio norte, coincidiendo con la temporada alta de incendios boreales. Estas condiciones podrían intensificar y prolongar los florecimientos de fitoplancton, especialmente de coccolitóforos, que ocurren tras la floración primaveral de diatomeas, favoreciendo la exportación de carbono hacia el fondo marino.
«La respuesta de la productividad marina en el Atlántico Norte muestra una marcada estacionalidad«, señalan los autores. Bajo escenarios de altas emisiones, se proyecta un aumento del 44% en la productividad neta anual por deposición de hierro en verano, lo que tendría implicaciones significativas para el secuestro de carbono a largo plazo.

Diversas diatomeas vistas al microscopio. / Gordon T. Taylor / Universidad de Stony Brook
Los resultados de este estudio son cruciales para mejorar las proyecciones del ciclo del carbono y la salud oceánica en un clima cambiante, allanando el camino hacia modelos climáticos más precisos y políticas de adaptación mejor fundamentadas«, concluye María Gonçalves Ageitos, coautora del trabajo.
Pero, a pesar de los avances, persisten incertidumbres. Las diferencias entre modelos respecto a la solubilidad del hierro emitido por incendios, su distribución vertical y la influencia de eventos extremos como los megaincendios no considerados en las simulaciones, sugieren que las estimaciones actuales podrían ser conservadoras.
Además, el estudio subraya que los incendios no solo afectan a la emisión de nutrientes durante la combustión. Tras el fuego, la vegetación desaparece y deja expuesta la superficie del suelo, lo que puede incrementar las emisiones de polvo atmosférico también rico en hierro. Este fenómeno, junto con los cambios futuros en las emisiones de polvo debido al cambio climático o a la actividad humana, representa otro desafío para la modelización de estos procesos.