El reglamento para los centros 0-3 se impulsó para acabar con el vacío normativo en el que estaban funcionando las guarderías asistenciales, que únicamente requerían una licencia de actividad municipal para operar; no dependían ni eran supervisadas por ninguna administración y no tenían unas condiciones mínimas que cumplir.
Sin embargo, ahora que el IMAS ya tiene aprobado el reglamento 0-3 (más laxo que el que deben cumplir los centros educativos) la realidad es que los centros asistenciales que no notifiquen su existencia ni se inscriban en el registro de Servicios Sociales (que según las estimaciones de la Comisión 0-3 ahora mismo serían unos cien) podrán seguir funcionando en ese limbo legal ya que no hay previsto por parte del IMAS realizar inspecciones de oficio o campañas informativas sobre el reglamento entre estos centros que atienden a menores de estas edades.