Alicante tiene un calendario similar al de Fallas: cinco días grandes con el primero (el 20 de junio) dedicado a los premios infantiles y el segundo a los grandes. Pero con una diferencia sustancial en el programa de festejos: en este segundo día, el equivalente al 16 de marzo, también inician la primera de las dos tandas de Ofrenda.
En San Juan se deja la víspera de la «cremà» para el Desfile Internacional, que ya lo era cuando en València se le intentó dar ese toque menos local a la Cabalgata del Reino, algo que tampoco sirvió para mantener ese festejo folclórico con vida.
Premios y Ofrenda en una tarde frenética
El caso es que Alicante celebra las dos jornadas por censo, no por sector y también rematan la primera sesión con las representaciones infantiles. Aunque para poder coincidir el veredicto y la Ofrenda tienen que confluir dos factores. Por una parte, que el veredicto del concurso se sabe bastante pronto, poco antes de las cinco de la tarde. Y que la Ofrenda alicantina no empieza a las tres y media -sería, humanamente, imposible- sino a las seis. Aquellos que participaron en la sesión matinal de la Ofrenda de Septiembre aprendieron lo que supone desfilar a pleno sol de verano. Pues es algo que llevan de serie en la fiesta hermana. Por eso, es necesario, eso sí, que el horario empiece avanzada la tarde. Aunque en el primer tramo no pudo esquivar los 30 grados.
Premios y Ofrenda han coincidido, por ejemplo, en Baver-Els Antigons, que desfiló más tarde de los que le tocaba por orden, por la venia de poder celebrar el primer premio de Especial.
Las representantes falleras han sido de las últimas en cerrar el cortejo, antes de la representación de la Federación de Hogueras y la bellea del foc infantil, Valentina Tárraga y sus damas.
Berta, con el presidente de la Federación, la bellea del foc, el alcalde y la reina fallera de Burriana / Fotofilmax

La corte infantil no ha faltado a Luceros / Fotofilmax
Estreno de la comitiva en la «mascletà»
En el caso fallero, con una particularidad: literalmente, Lucía García ha tenido que salir del hotel para participar y encabezar el cortejo. Ha llegado a la «terreta» con un virus estomacal que la ha obligado a someterse a tratamiento u reposo para poder estar en esta cita, teniendo que sacrificar la «mascletà», a la que sí que ha asistido la corte infantil.
¿Se puede? Protocolariamente sí: en caso de ausencia forzosa de la fallera mayor infantil, la fallera mayor puede ejercer el particular «tutelaje» e incluso a la inversa podría ocurrir lo mismo: en ausencia de la fallera mayor por causa de fuerza mayor -y en caso siempre que estuviésemos hablando de «grandes actos», como es el caso-, la infantil puede asistir como cabeza de cartel.
Más aún, si el estado de salud de Lucía hubiese sido insalvable, las niñas habrían participado en la Ofrenda y podrían haberlo hecho bajo la égida de Berta, quien bajaría de la tribuna -las representantes adultas presencian el acto desde la grada habilitada- para presidir el paso de las niñas.
No ha hecho falta: reposo y líquidos han permitido a Lucía sobreponerse para ponerse los rodetes, el traje, corpiño de manga larga incluido, y desfilar con bastante calor en el ambiente.