En la lista histórica de entrenadores que se han sentado en el banquillo del Real Madrid, Xabi Alonso ocupará un lugar aristocrático. El de Tolosa es el técnico número 50, siendo seis de ellos de origen vasco. Berraondo, Quincoces, Albéniz, Ipiña y Lopetegui le precedieron, sin haber tenido ninguno especial relevancia. Ahora se suma, con este empate iniciático, a otro grupo, el de los que no ganaron en su debut, que en los últimos años tampoco destacó por llenar las vitrinas del club de títulos con gente como Mourinho, Benítez o… Lopetegui. Sin embargo, Xabi tiene coartada. 15 días en el cargo, 7 entrenamientos y solo 3 con el equipo completo complican la tarea de un técnico que ha preferido ‘convencionalizarse’ en este debut bajo mínimos.
Trent defiende menos que Lucas
Xabi no tenía mimbres, ni por cantidad ni por calidad, para desplegar su idea de juego. ‘No se puede hacer tortilla sin romper los huevos’ y ante los saudíes el de Tolosa no tenía huevos que romper porque las lesiones de Carvajal, Militao, Rudiger o Alaba le obligaron a renunciar a uno de sus rasgos identitarios más destacados, la línea de tres al fondo. Por eso su habitual 3-4-3 o 3-5-2 se convirtió en una defensa de cuatro que rápidamente evidenció una sospecha que el club y su entorno mediático tratan de blanquear: Alexander-Arnold defiende menos que el voluntarioso Lucas Vázquez. No defiende, no ha defendido y no defenderá porque tiene pulsión ofensiva. El inglés quedó retratado en la jugada del gol anulado a Renan Lodi, donde el lateral rival apareció solo en el área de Courtois para batirle. Trent fue el jugador que más duelos perdió y más balones entregó al rival, al tiempo que era quien más pases completaba en el tramo final del campo debido a su instinto ofensivo. No es lateral, es carrilero. Y eso le condena cuando no nadie le vigila la espalda.
Alonso apostó por un planteamiento de seguridad, una propuesta más preventiva que proactiva. La idea era utilizar la pelota como cortafuegos, lo que explica que Alexander-Arnold y Fran García se metieran por dentro para generar superioridad en la salida y minimizar los riesgos. Con las torres haciendo de alfiles, el de Tolosa confiaba en dominar el juego. Sin embargo, al Real Madrid le asaltó la impaciencia. Los jugadores, fruto del instinto vertical que afilaba Ancelotti, buscaban pases que rompieran líneas defensivas en lugar de esperar con naturalidad a que fluyese la ocasión. Se cansó el Madrid de perder balones en la primera parte, en la que solo el ambidextro Huijsen ofreció una actuación solvente. Y en la presión alta el equipo trabajó de forma desacompasada, siendo bailados por el buen pie de los jugadores del Al Hilal. En el medio quedó claro que ni Tchouameni, bien al corte, ni Valverde son el ‘Xabi’ que Xabi busca. Y Bellingham sigue desorientado porque jugando a ser Kroos dejó de ser Jude hace tiempo.
Vinícius y Rodrygo siguen desconectados
A esto último se suma la desconexión de los brasileños. Vinícius (40 intervenciones en 80 minutos) y Rodrygo (39 en 65) fueron los dos jugadores que menos intervinieron del equipo. El primero solo completó dos de los cinco regates que intentó y se fue amonestado por un ‘piscinazo’. Esta desconexión es un lujo que no se puede permitir un Madrid con los laterales por dentro y los carriles abiertos para ellos. Justificaba algún especialista de los que brotan como setas por estas fechas que «el Al Hilal muestra automatismos de equipo trabajado, mientras que al Real Madrid de Xabi Alonso no se le pueden pedir todavía». Obviaban torticeramente que también era el primer partido de Simone Inzaghi en el banquillo árabe. La contingencia, por tanto, era similar.
A Xabi se le sumó la fatalidad del penalti fallado. Lo cual comienza a ser preocupante porque el Real Madrid ha desperdiciado 7 de sus últimos 19 lanzamientos desde los once metros con una lista de lanzadores llamativa: Mbappé (3), Vinícius (2), Bellingham y Valverde. Ningún grande en Europa ha fallado más penas máximas en este lapso. Más tarea para Xabi. Hablando de penaltis, Raúl Asencio ya ha cometido tres en este 2025. «Evitable», se limitó a apuntar Xabi con rostro serio.
Arda mejora el cuadro
En la segunda parte el vasco retiró al central canario retrasando a un Tchouameni que tiene mejor trato de balón y entregó la batuta a Arda en el medio. Salió ganando el Madrid con el turco, al pasar del 45% de posesión del primer asalto al 60% en la segunda mitad. Síntoma que era tendencia cuando Modric pisó el césped. El embudo blanco recuperó más balones tras la continuación y mejoró su imagen, pero sin seducir aún. Y huelga decir que el Madrid necesita un lateral, carrillero o lo que quiera que sea en la banda izquierda, que se le hizo enorme a Fran García.
Rudiger insiste en apuntarse al partido del Pachuca y eso son buenas noticias. Porque en el momento en que Xabi pueda recuperar su línea de tres, todo comenzará a recuperar el sentido. Trent dejará de mirar por el retrovisor, Huijsen empujará a los dos medios unos metros más adelante y con ello estos acercarán a Bellingham al área. Aunque el gran problema sigue siendo que Xabi no encuentra a su ‘Xabi’. No hay un Kroos, un Pirlo o un Pedri alrededor del que festejar el fútbol. Y si Florentino quiere txangurro o compra centollo o Xabi acabará cocinando una merluza a la donostiarra para salvar el expediente.