La jubilación puede parecer algo muy lejano, pero cuanto antes empieces a prepararte, más tranquilidad tendrás cuando llegue ese momento. Los planes de pensiones son una de las formas más conocidas de ahorrar pensando en el futuro, aunque muchas veces generan dudas o parecen más complicados de lo que realmente son.
Un plan de pensiones es, básicamente, una hucha para el futuro. Durante tu vida laboral, vas realizando aportaciones, que pueden ser periódicas o puntuales, según lo que mejor se adapte a tu situación. Ese dinero que aportas no se queda parado: se invierte con el objetivo de hacerlo crecer a lo largo de los años. De esta forma, cuando llegue la jubilación, tendrás unos ahorros que han ido creciendo a lo largo de los años para ayudarte a mantener tu nivel de vida y disfrutar con tranquilidad de esa nueva etapa.
El dinero que aportas se invierte en diferentes tipos de activos financieros. Por un lado, está la renta fija, como los bonos de gobiernos o empresas, que suelen ser más estables, pero con menor rentabilidad. Por otro lado, la renta variable, como las acciones de empresas, ofrece más potencial de crecimiento a largo plazo, aunque también conlleva más riesgo. Muchos planes combinan estos activos buscando un equilibrio entre rentabilidad y seguridad, adaptándose al perfil de cada persona. Si prefieres mayor estabilidad, puedes optar por un plan más conservador. Si buscas un mayor crecimiento, existen planes más agresivos.
En España se puede aportar hasta 1.500€ anuales, como individual, a tu plan de pensiones. Además, las aportaciones que realizas cada año pueden reducir la base imponible de tu declaración de la renta, lo que supone un ahorro en impuestos mientras construyes tu ahorro. Y, al estar invertido, tu dinero tiene la posibilidad de crecer con el tiempo, mucho más de lo que lo haría en una cuenta de ahorro tradicional.
Es importante tener en cuenta que los planes de pensiones están pensados para el largo plazo. No se puede disponer libremente del dinero en cualquier momento. Solo podrás acceder a él cuando te jubiles o en situaciones muy concretas, como enfermedad grave, desempleo prolongado, incapacidad, o si han pasado al menos diez años desde que realizaste la aportación.
Cuando llegue el momento de la jubilación, podrás elegir cómo recuperar el dinero acumulado. Puedes cobrarlo todo de golpe, recibirlo como una renta mensual o combinar ambas opciones. Eso sí, las cantidades que vayas cobrando tributarán como rendimientos del trabajo, es decir, igual que un salario.
En resumen, los planes de pensiones son una herramienta ideal para quien quiere planificar su jubilación y garantizarse mayor seguridad económica en el futuro. Cuanto antes empieces, más tiempo tendrá tu dinero para crecer y más sólida será tu posición cuando llegue el momento de retirarte.
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