Elon Musk ha perdido cuatro cohetes en lo que va de año. Starship, su inmensa lanzadera reutilizable en fase de pruebas ha vuelto a volar por los aires, pero esta vez en tierra firme. Durante una prueba de cara a su décimo lanzamiento, la primera fase de este cohete se ha convertido en una espectacular bola de fuego como muestra el siguiente vídeo.
Esta prueba rutinaria del sistema de abastecimiento de combustible e ignición, realizada en numerosas ocasiones, ha culminado de forma inesperada. El accidente supone un nuevo golpe para la compañía espacial por los daños ocasionados en la base y por ser el cuarto vehículo que pierden en los últimos meses.
La compañía preparaba su décimo lanzamiento de prueba. En los tres últimos vuelos de prueba, el viaje ha culminado antes de tiempo con lo que se conoce como “desmontaje rápido no programado”: ante cualquier fallo o contratiempo, se explota la nave para mayor seguridad.
Sin embargo, al no cumplir con los propósitos de recuperación de la nave planteados para estas pruebas, se pueden calificar de varios fracasos consecutivos, más si se tiene en cuenta que las explosiones han llegado a provocar el desvío del tráfico aéreo. En cuanto a las pruebas estáticas, el año pasado una empresa alemana también perdió su cohete en una prueba de fuego.
Cuarta Starship perdida
Según indica el medio especializado NSF que transmitía en directo la prueba, la explosión se ha producido a las 11: 01 en la base de SpaceX en Texas, a las 6:02 minutos de la España peninsular este jueves 19 de junio.
La empresa de Musk aún no ha dado explicaciones sobre el origen de lo ocurrido en su comunicado publicado en X recientemente: «El miércoles 18 de junio, aproximadamente a las 23:00 CT, la nave espacial que se preparaba para su décimo vuelo de prueba experimentó una anomalía grave durante su estancia en un banco de pruebas en la Starbase. Se mantuvo una zona despejada de seguridad alrededor del sitio durante toda la operación y todo el personal se encuentra a salvo y contabilizado»
La empresa insiste en las medidas de seguridad tomadas antes y después del incidente: «Nuestro equipo de la Starbase trabaja activamente para asegurar el sitio de pruebas y sus alrededores, en colaboración con las autoridades locales. No existen riesgos para los residentes de las comunidades aledañas, y solicitamos a las personas que no intenten acercarse a la zona mientras continúan las operaciones de seguridad.»
Las pruebas estáticas de fuego, como su propio nombre indica, son un ensayo en el que la nave permanece en la base de lanzamiento sin despegar, pero en el que se ponen en marcha durante unos pocos segundos los motores de la nave para verificar el correcto funcionamiento de los mismos y su capacidad de empuje.
En los últimos ensayos de lanzamiento, SpaceX tenía entre sus objetivos primarios la recolección de información para evaluar el regreso de la Starship al punto de lanzamiento, igual que han hecho en anteriores ocasiones con el propulsor Super Heavy.
Se trata de la nave número 36 de SpaceX, un cohete de grandes dimensiones que aspira a ser reutilizable y servir de transporte para la NASA en su regreso a la Luna. También es la nave con la que Musk ha prometido que llegará a Marte en su plan de colonización del planeta como alternativa a la Tierra.
