La salud mental ha ido ganando espacio en el debate público y en el ámbito laboral, pero todavía sigue siendo un tema delicado dentro de muchas organizaciones. El estigma persiste y, con él, el silencio. Esto tiene consecuencias: impide pedir ayuda, cronifica el malestar y tiene un impacto directo tanto en las personas como en la salud global de las empresas.
La promoción de la salud mental ya no es una cuestión individual, sino una prioridad estratégica para cualquier organización
Un 15% convive con un trastorno
Según la OMS, un 15% de los adultos en edad laboral convive con un trastorno mental. Los más frecuentes –ansiedad y depresión– tienen un alto coste global en pérdida de productividad. Pero la salud mental no se reduce a una cuestión diagnóstica: también incluye todas aquellas situaciones en las que el deterioro de la salud mental afecta al rendimiento y la calidad de vida de cada persona. Por eso, la promoción de la salud mental ya no es una cuestión individual, sino una prioridad estratégica para cualquier organización.
Algunas empresas han empezado a responder, incorporando recursos de atención psicológica dentro de sus paquetes de beneficios, pero éstas muchas veces se infrautilizan.
El 90% de las personas con un problema de salud mental no se han sentido capaces de expresarlo
Según datos de Obertament, el 90% de las personas con un problema de salud mental no se han sentido capaces de expresarlo y más de la mitad esconden la causa real de una ausencia por motivos de salud mental. El miedo a ser juzgado, la falta de confianza en la confidencialidad o la simple incomodidad de hablar de ellos en voz alta siguen siendo barreras reales para la prevención y la gestión de la salud mental.
LA ESMA: Un mapa para actuar
A menudo no falta voluntad, sino una hoja de ruta clara. ¿Por dónde empezar a integrar la salud mental en la cultura corporativa? Con esta necesidad nace el certificado ESMA (Empresas Socialmente Comprometidas con la Salud Mental), una iniciativa pionera en Catalunya que nace como respuesta a una necesidad detectada desde el Departamento de Trabajo de la Generalidad de Cataluña: la falta de un marco claro para ayudar a las organizaciones a integrar la salud mental de forma estructural.
Cuidar la salud mental implica revisar estructuras, ritmos, liderazgos y culturas de trabajo
Esta demanda institucional ha sido tomada por Obertament, que ha liderado el desarrollo del certificado contando con la implicación activa de instituciones, universidades, empresas, la administración pública y otras entidades especializadas. Una amplia y transversal alianza para hacer realidad una herramienta que dé respuesta a un reto global.
La salud mental se trabaja desde dentro y con coherencia: en los valores, las políticas internas, el liderazgo y la comunicación interna y externa
ESMA no es una declaración de intenciones: es una herramienta práctica que ayuda a las organizaciones a dar pasos reales, adaptados a su realidad. Ofrece un itinerario estructurado en cuatro niveles -básico, avanzado, superior y excelencia- que establece objetivos claros, acciones concretas y criterios de evaluación compartidos. Así pues, la salud mental se trabaja desde dentro y con coherencia: en los valores, las políticas internas, el liderazgo y la comunicación interna y externa.
Mirada preventiva
El certificado a través de sus cinco dimensiones fomenta una mirada preventiva. Se trata de ir un paso adelante, promoviendo actividades que cultiven una cultura de apertura y soporte hacia la salud mental de todos. Busca que los espacios de conversación sean centrales, puesto que el diálogo abierto no sólo protege del aislamiento, sino que rompe viejos tabúes y anima a buscar ayuda en las primeras etapas.
Por otra parte, también equipa a las organizaciones con el conocimiento necesario para construir entornos laboralmente saludables. Y, por último, pone un fuerte énfasis en la evaluación continua: recoger información sobre el impacto de las acciones implementadas es crucial para garantizar que los esfuerzos se traduzcan en resultados reales.
No es suficiente con ofrecer ‘mindfulness’ los viernes si después se normalizan jornadas de 10 horas
Este enfoque no se limita a unos pocos departamentos; atraviesa toda la estructura organizativa. Desde la alta dirección hasta mandos intermedios y personal operativo, todo el mundo tiene un papel que jugar.
Apostar por la empresa humana
A pesar de los beneficios evidentes —mejora de la productividad, reducción del absentismo y la rotación, aumento del compromiso—, muchas organizaciones aún no priorizan la salud mental. De hecho, según la OMS, sólo el 35% de los países han implementado programas específicos de prevención y promoción de la salud mental en su puesto de trabajo.
La ESMA se alinea con las recomendaciones de la OMS, que defiende intervenciones integradas y sostenibles que contemplen tanto factores individuales como estructurales. No es suficiente con ofrecer ‘mindfulness’ los viernes si después se normalizan jornadas de 10 horas o la inexistencia de un entorno de confianza cuando una persona atraviesa momentos difíciles. Cuidar la salud mental implica revisar estructuras, ritmos, liderazgos y culturas de trabajo en favor de la destigmatización de los problemas de salud mental.
Susana Golmayo, responsable de Salut Mental y Estigma en el ámbito laboral de Obertament