Alrededor de unos 200 trabajadores del sector público, que trabajan para empresas de gestión externa, dedicados a la atención a la dependencia y en la educación de menores en centros de reclusión, se han concentrado esta mañana, en una manifestación conjunta, para solicitar mejoras, tanto laborales, como económicas. La protesta se ha realizado frente a la puerta del Parlament, coincidiendo con la celebración del Pleno.
Estos dos colectivos tienen en común que dan un servicio financiado con fondos públicos, pero gestionados por empresas externas. Y los trabajadores exigen una mejora urgente de la situación que sufren, tanto en medios, como en el aspecto económico. Así, los trabajadores de la fundación de Atención y Apoyo a la Dependencia exigen poder cobrar el mismo sueldo que reciben los empleados contratados directamente por el Imas. En la protesta de esta mañana han denunciado el número constante de trabajadores que renuncian a su plaza porque no soportan más las condiciones laborales que tienen que cumplir. Los portavoces de la protesta recordaron la labor básica que realizan, ya que se encargan del cuidado de las personas enfermas o ancianas, que precisan de otra persona, ya que no pueden valerse por si mismas. Explicaron que el nivel de responsabilidad que soportan es cada vez mayor y que pese a que existe la promesa de que el sueldo del personal que se dedica a la misma función se va a equiparar, este acuerdo no se está ejecutando.
Protesta a las puertas del Parlament, coincidiendo con la celebración de un Pleno / B.Ramon
“Se ríen de nosotros y se aprovechan de nuestra vocación para explotarnos laboralmente”, señaló la portavoz del CSIF, que es uno de los cinco sindicatos que ha organizado esta movilización. En la protesta explicaron los trabajadores que cada vez que un empleado renuncia a su empleo, la plaza que deja vacante no se cumple. Ello obliga a los trabajadores de la plantilla a realizar turnos extras. Además, según han denunciado esta mañana, se tarda más tiempo de lo habitual para cubrir las plazas que quedan vacantes para personas que tienen reconocida esta condición de dependencia.

Los trabajadores denuncian las malas condiciones laborales que padecen / B.Ramon
Los trabajadores, de momento, solo organizan protestas para que se de a conocer el problema que padecen, pero están dispuestos a convocar una huelga si los políticos no dan un paso al frente y exigen a las empresas externas que gestionan este servicio social que se comprometa a pagar el aumento de sueldo que se acordó en anteriores reuniones. “Queremos justicia y unas condiciones laborales dignas. No queremos miserias, sino solo un sueldo digno”, gritaron durante la protesta. Y advirtieron que si no se encuentra una solución rápida, se convocará una huelga y ello supondrá que miles de personas que no pueden depender de ellas mismas no recibirán la asistencia que necesitan.
Por su parte, los representantes del colectivo de educadores que se encargan de la atención a los menores internos en el centro de es Pinaret, en Marratxí, han exigido esta mañana, una vez más, que se les abone el plus de peligrosidad. Han vuelto a reiterar el ambiente de violencia que se vive casi a diario en el centro de reclusión, debido al comportamiento violento de los chicos que ahora están internos. “No voy al trabajo para que me maten”, señaló uno de los trabajadores, que reiteró que la violencia del centro es cada vez mayor y ello está provocando situaciones no deseadas que están poniendo en peligro a los educadores. Esta situación de violencia no es nueva, ya que prácticamente se produce un incidente diario. En las últimas semanas se está produciendo una cascada de bajas laborales. Estos puestos no se cubren y ello está obligando al personal contratado a realizar turnos dobles o horas extras. El personal ha denunciado el mal ambiente que existe en estos momentos, ya que los educadores del centro de es Pinaret, cuando acuden a trabajar, no saben el tipo de peligro que tendrán que afrontar durante la jornada laboral, ya que en estos momentos los menores que están internos se caracterizan por su extrema violencia. “Yo no voy a trabajar para que me maten y lo mínimo que deberían pagarme es el plus de peligrosidad”, detalló uno de los trabajadores de es Pinaret.