Si fuera un político convencional de la transición, tipo Felipe González, lo que haría esta semana Pedro Sánchez es nombrar una gestora del PSOE para que convoque un congreso extraordinario que vuelva a situar las cosas en el punto de partida, el día que Santos Cerdán le indicó a Koldo que pusiera dos papeletas en la urna de las primarias sin que nadie le viera. Un congreso del que tendría que salir una dirección renovada, pero también un aparato renovado que saque de Ferraz todo el lodo acumulado en los últimos 40 años. En paralelo, anunciaría la disolución de las Cortes el 31 de julio para convocar elecciones en el otoño con un nuevo candidato socialista como sugiera la federación con más militantes y, por lo tanto, delegados.
Si fuera un político posmoderno, tipo Tony Blair o José Luis Rodríguez Zapatero, propondría una batería de medidas de regeneración democrática en base a un pacto nacional entorno a lo que pudieran acordar PP y PSOE que garantice una financiación realista de los partidos políticos, un funcionamiento independiente de la justicia y unos medios de comunicación ajustados a la Constitución. Mientras, elegiría al candidato o candidata a la secretaría de organización del PSOE que menos tenga que ver con la manera como se ha gestionado el partido desde los tiempos de Alfonso Guerra y afrontaría un nuevo ciclo electoral.
Pero Pedro Sánchez es Pedro Sánchez, un político TikTok, narcisista en esencia, capaz de recordar que Koldo solo puso dos papeletas pero que ganó por 17.000 votos. De manera que sus palmeros siguen esperando el conejo en la chistera con portadas en que «todos los escenarios están abiertos» cosa que es casi lo mismo que no decir nada o decirlo todo (¡Ave, César!). Y el potaje madrileño ya busca el eslabón perdido y apunta a que Santos Cerdán medió con Ábalos para pagarle el abogado a cambio del silencio. ¿Quién estaba al otro lado de la mediación y de qué debía guardar silencio? La salida de realizar una auditoría para conocer con antelación lo que podrían encontrar los jueces mientras se aparenta una gran indignación es magistral, al menos en la era de TikTok.
Suscríbete para seguir leyendo