El acusado de asesinar, presuntamente, a un cliente del bar La Fuente en el barrio del Santuario, en Córdoba, ha admitido este lunes los hechos durante la primera sesión del juicio que celebra la sección segunda de la Audiencia provincial de Córdoba con tribunal del jurado.
En este sentido, a preguntas del Ministerio Fiscal, ha afirmado que «no lo niego, en absoluto. No estaba en mis cabales». Según ha relatado, llevaba tres días sin tomar la medicación para tratar la esquizofrenia con brotes psicóticos que padece. Esa noche, además, había consumido dos o tres gramos de cocaína.
Conocía a la víctima, tenían una «buena relación» y «nunca habíamos discutido«, ha manifestado. De acuerdo con su relato, trabajaba diariamente en el bar y esa noche el dueño le pidió que se quedase «a cargo del negocio» cuando salió a tirar la basura.
Una vez que saludó a la víctima, «mi mente se me va», ha indicado. Tuvo conciencia de lo acontecido dos o tres días más tarde, aunque recuerda, «vagamente, algunas cosas». Lleva en prisión desde que ocurrieron los hechos, hace casi dos años, y permanece en el área psiquiátrica, donde toma «antipsicóticos» y ha realizado un curso para aprender más sobre su enfermedad «y que no se repita lo sucedido», ha señalado.
21 puñaladas
Después de responder a las preguntas del Ministerio Fiscal y de la acusación particular, el acusado ha declinado responder a las cuestiones planteadas por los abogados que representan al propietario del bar, a quien se atribuye una presunta responsabilidad subsidiaria en los hechos, y a la compañía aseguradora del negocio.
La víctima tenía 44 años de edad y falleció tras recibir 21 puñaladas. El suceso fue grabado por una cámara del bar y, reconocida la autoría, una de las claves del juicio será determinar, en función de las pruebas, si la patología mental del encartado y el consumo de estupefacientes se consideran una circunstancia eximente completa o incompleta.
Por otro lado, también será necesario concluir si finalmente se atribuye responsabilidad civil al seguro del establecimiento y a su dueño. El letrado que representa a este último ha defendido que el acusado no trabajaba como camarero en ese momento.
Ofrece un piso como indemnización
De este modo, el fallecido tenía cinco hermanos que ejercen la acusación particular y reclaman 25 años de internamiento para el acusado por un supuesto asesinato. Además, solicitan una indemnización de 50.000 euros para cada uno. Este lunes se ha conocido que el procesado ha ofrecido una vivienda para indemnizar a la familia y ha indicado que se trata de «lo único que tengo».
En su escrito de conclusiones provisionales, el Ministerio Fiscal ha solicitado que se le impongan 13 o 17 años de internamiento en un centro, en función de que su patología mental y el consumo de estupefacientes sean considerados una circunstancia eximente completa o incompleta.
De su parte, la defensa del procesado ha detallado que en el momento de los hechos presentaba un trastorno de ideas delirantes con delirio de persecución, había consumido cannabis y cocaína, y había abandonado el tratamiento médico. Califica lo acontecido como un homicidio y entiende que estas circunstancias son una eximente completa o alternativamente, incompleta. Así, en primer lugar reclama la absolución imponiéndole un tratamiento ambulatorio de salud mental durante seis años y, alternativamente, dos años y medio de internamiento y un tratamiento ambulatorio de salud mental.
«He terminado, llama a la Policía»
Los hechos ocurrieron a mediados de agosto de 2023. Según relata el fiscal, el acusado se hallaba en la terraza del bar La Fuente junto a otra persona, en tanto que la víctima tomaba una consumición en la barra. Testigos de los hechos indicaron días después que ambos se conocían y habían estado cenando juntos el día anterior en este establecimiento.
El dueño del local salió a tirar la basura y pidió al encartado que se quedara pendiente del negocio, dado que trabajaba para él ocasionalmente. Así las cosas, el procesado entró en el bar y saludó «amistosamente» a la víctima. Después de esto se dirigió a un salón cerrado al público, cogió un cuchillo de cocina de 16 centímetros de hoja y se dirigió a la víctima, asestándole puñaladas en el abdomen, el cuello y el tórax.
El perjudicado cayó al suelo, «donde indefenso, fue recibiendo más puñaladas en diversas partes del cuerpo, principalmente, en tórax, cuello, cabeza y cara durante algo menos de tres minutos». Una de estas puñaladas «se la clavó por la espalda, estando sentado en el suelo, a modo de estocada«.
Al escuchar el alboroto, algunos clientes que estaban en la terraza entraron y pidieron al acusado que cesara la agresión. «Incluso un cliente le lanzó una silla». Cuando el dueño del bar le exigió que parara, el encartado le respondió: «Ya he terminado, llama a la Policía», y se marchó al cuarto de baño, donde permaneció hasta que llegaron los agentes.