Córdoba ha dado un paso firme hacia una ciudad más saludable y consciente del impacto ambiental que nos rodea. Esta semana ha tenido lugar la primera sesión informativa de una innovadora iniciativa ciudadana que busca medir, entender y actuar sobre un factor que afecta directamente a la calidad de vida: el ruido urbano.
El proyecto está impulsado por In-Habit, con el respaldo del Aula de Transformación Digital Fiware de la Universidad de Córdoba (UCO) y la participación de la empresa DataCor como socio tecnológico. Juntos han puesto en marcha una propuesta pionera que aúna ciencia, participación ciudadana, arte y tecnología en un mismo propósito: cuidar la salud acústica de la ciudad.
Esta iniciativa se enmarca en el concepto de ciencia ciudadana, lo que implica que no serán solo los expertos quienes recojan y analicen los datos. Los propios cordobeses están llamados a colaborar activamente en el proceso, monitorizando el ruido en sus barrios, tomando conciencia del entorno sonoro en el que viven y participando en una red inteligente que aspira a mejorar la calidad de vida de todos.
El proyecto no se limita a una recolección técnica de datos. Busca una implicación directa de la ciudadanía en la construcción de una ciudad más habitable. ¿La herramienta clave? Un dispositivo revolucionario con nombre propio: la LoraCeta.
Una maceta que escucha
La LoraCeta no es una maceta cualquiera. Es, en palabras de sus creadores, “una obra de arte funcional”. Un sensor de ruido ambiental camuflado en una maceta tradicional, elemento icónico del paisaje cordobés, que se instala en distintos puntos del entorno urbano. De esta manera, tecnología y cultura local se dan la mano para integrarse con naturalidad en el espacio público.
Este dispositivo, más allá de su aspecto decorativo, está diseñado con tecnología de última generación para medir los niveles de ruido en tiempo real, generando datos precisos sobre la contaminación acústica que afecta a calles, plazas y barrios.
La LoraCeta permite así observar patrones de ruido, identificar zonas críticas y conocer la evolución sonora de la ciudad a lo largo del día y la semana. Una información vital para elaborar diagnósticos certeros y estrategias eficaces que ayuden a reducir el ruido y proteger la salud de los ciudadanos.
Tecnología abierta y transparente
Toda la información que captan las LoraCetas es gestionada a través de una potente plataforma tecnológica basada en estándares abiertos ‘powered by Fiware’, lo que garantiza tanto la interoperabilidad como la transparencia.
Este sistema no solo permite a las autoridades acceder a los datos en tiempo real para tomar decisiones informadas, sino que pone esa información al alcance de todos los ciudadanos, fomentando una cultura participativa y un gobierno abierto.
Gracias a esta tecnología, Córdoba se posiciona como una ciudad pionera en el uso de herramientas digitales para el control y mejora de su entorno urbano. Un paso decisivo en la construcción de ciudades más inteligentes, inclusivas y sostenibles.
Participación ciudadana y conciencia ambiental
Uno de los valores fundamentales del proyecto es su vocación participativa. Durante la primera sesión informativa, celebrada recientemente, se ha invitado a vecinos, colectivos y asociaciones a formar parte activa de esta red de sensores ciudadanos.
“Queremos que la gente no solo sepa que existe esta tecnología, sino que se sienta parte de ella, que comprenda cómo puede mejorar su día a día”, explican desde la organización.
A lo largo de las próximas semanas, se llevarán a cabo más sesiones y talleres para explicar el funcionamiento de la LoraCeta, cómo interpretar los datos y cómo contribuir al mapa sonoro colectivo de la ciudad. La meta es clara: escuchar la ciudad para cuidarla mejor.
Hacia una
Córdoba más habitable
El ruido es una de las formas de contaminación menos visibles, pero más invasivas. Afecta al descanso, a la concentración, a la salud física y emocional. Por eso, conocerlo y controlarlo se convierte en una herramienta de prevención imprescindible.
Con proyectos como este, Córdoba avanza hacia un modelo de ciudad más conectada con su entorno y con sus vecinos. Una ciudad donde la tecnología se pone al servicio de las personas, donde el patrimonio cultural se funde con la innovación, y donde cada ciudadano puede ser protagonista del cambio.
Y todo empieza con algo tan sencillo —y tan simbólico— como una maceta que escucha. La LoraCeta ya ha echado raíces en Córdoba, y con ella, una nueva forma de vivir la ciudad.