El hombre de origen rumano y 31 años que este jueves tuvo que ser reducido cerca de los juzgados de Vila-real cuando intentaba quemarse a lo bonzo, como ya publicó ayer este diario, estaba descontento con diversas causas que contra él se dirigen en el Juzgado de Violencia sobre la Mujer y pretendía emprender un acto protesta.
El sujeto se roció con carburante y mojó también a los policías nacionales que intentaban que depusiera su actitud, a quienes llamó «marionetas» y dijo que se iba «a quemar vivo».
El varón se resistió en todo momento y se mostró agresivo, motivo por el que acabó detenido por desórdenes públicos, atentado y desobediencia, siendo atendido por una ambulancia y trasladado al hospital para su evaluación psiquiátrica.
Por lo que respecta a los policías, también tuvieron que ser atendidos en un centro médico por arañazos y traumatismos a causa del forcejeo con el detenido.
Un triste precedente
Corría el año 2007 cuando un ciudadano decidió quemarse a lo bonzo frente a la Subdelegación del Gobierno de Castellón. Unos 15 días después del grave suceso, no pudo superar en La Fe las graves quemaduras que sufría en el 70% de su cuerpo.
Como contó en su día este diario, el ciudadano rumano se quemó a lo bonzo ante su mujer y sus dos hijos para protestar por la situación económica de su familia en España.
Los hechos tuvieron lugar el 4 de septiembre del 2007 cuando el varón se roció con gasolina y se prendió fuego en presencia de su familia en Castelló para reclamar una ayuda económica de 400 euros que le permitieran volver a su país. Al parecer, su situación era desesperante, ya que él y toda su familia habían llegado a España con la promesa de un trabajo que resultó ser falsa, de ahí su petición de irse de nuestro país.
Desesperación económica
Como explicó en su día Levante-EMV, perteneciente al mismo grupo que Mediterráneo, la hija del hombre contó entonces cómo su familia sobrevivió a base de vender chatarra y refrescos en la calle y declaró que en las tres semanas que estuvieron pidiendo ayuda, sólo recibieron desplantes.
«La Policía nos mandaba a Asuntos Sociales, éstos a la Cruz Roja y así, un círculo en el que nadie ayuda», explicaba la hija, que junto a su madre y a su hermano regresaron finalmente a Rumania a pesar del grave estado de salud de la víctima y gracias a la gestiones de la Conselleria y la embajada.
La mujer decidió volver a Rumanía alegando que deseaba que sus hijos estuviesen allí, antes incluso del fallecimiento de su marido.
Suscríbete para seguir leyendo