No nos dejemos impresionar por las muecas y postureo de luchadores de catch de Trump y Musk, esa pareja de monosílabos, vulgares y elementales hasta el colmo, expresión, respectivamente, del peor pasado y el peor futuro. El día menos pensado nos ofrecen una fastuosa reconciliación, como cualquier pareja de ocasión en las páginas de papel couché. Pongamos la atención en las tripas del desencuentro entre dos superricos, en la imagen de Trump vendiendo el Tesla de Musk a las puertas de la Casa Blanca, en la espectacular caída de las ventas mientras sus cohetes no llegan al espacio, en el estiramiento hasta la ruptura de la goma que los unía, en la inmediata amenaza de Trump de cortar todos los contratos gubernamentales con el señor feudal de las redes. ¿Dónde han ido a parar la dignidad del Estado, las leyes que lo rigen, los tribunales que lo guardan?, ¿se han ido para siempre de USA?.
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