Un nuevo estudio ha identificado que los delfines no solo se dan nombres para reconocerse, sino que además estas denominaciones podrían esconder información secreta o «en clave», que estaría ligada a los sistemas sociales que sustentan el equilibrio de sus comunidades.
Los delfines nariz de botella usan silbidos propios, llamados «silbidos firma«, para identificarse unos a otros, de manera similar a un nombre. Cada delfín desarrolla su «silbido firma» en su juventud y lo conserva toda la vida, de modo análogo a cómo cada persona retiene su nombre.
Un estudio reciente de la Universidad de Queensland, en Australia, sugiere que estas señales no solo comunican la identidad del emisor, sino que también pueden llevar “pistas emocionales o contextuales” sobre su estado. En otras palabras, los investigadores describen estos silbidos como una especie de «rostro auditivo»: un canal que combina la estabilidad de la identidad con variaciones que reflejan emociones o el contexto social.
Una compleja red social
Según la investigación, publicada en The Journal of the Acoustical Society of América, estas conclusiones cobran sentido teniendo en cuenta que los delfines viven en complejas redes sociales, con pocos vínculos estrechos y muchas asociaciones más débiles o eventuales. De esta manera, necesitan establecer lazos sociales para sustentar su vida en comunidad.
De acuerdo a un artículo publicado en The Conversation, los científicos grabaron y analizaron durante 2017 y 2018 los silbidos de un grupo de delfines del Indo-Pacífico en el resort de Tangalooma, cerca de Moreton Island (Australia). Este estudio se centró en delfines en un entorno semi‑cautivo, pero los investigadores señalan que hallazgos similares podrían observarse en poblaciones de delfines en libertad.
Los resultados mostraron que, aunque cada silbido mantenía su forma básica para garantizar la identidad, al mismo tiempo cada emisión presentaba ligeras variaciones. En particular, los delfines macho variaron sus silbidos en mayor grado que las hembras, posiblemente debido a roles sociales distintos. Además, identificaron un silbido casi idéntico compartido por varios individuos, indicando la existencia de dialectos grupales junto a los silbidos únicos de cada delfín.
Un lenguaje adaptado al contexto
Los autores comparan estas conclusiones con la forma en que los humanos usamos el rostro: nuestros rasgos permanentes, como la forma de ojos, nariz y boca, nos identifican a lo largo del tiempo, pero nuestras expresiones cambian según el ánimo o la situación. De modo similar, los silbidos de los delfines combinan un sello fijo con elementos variables.
Referencia
Balance between stability and variability in bottlenose dolphin signature whistles offers potential for additional information. Ekaterina Ovsyanikova et al. The Journal of the Acoustical Society of América (2025). DOI:https://doi.org/10.1121/10.0036433
Comprender este «lenguaje» ayuda a entender por qué la contaminación acústica marina es tan dañina para los delfines y otras especies: el ruido intenso de barcos puede “difuminar” estas señales clave, como si a los humanos se nos impidiera reconocer rostros o expresiones faciales en el marco de un entorno visualmente borroso.
Vale destacar que los investigadores están explorando el uso de Inteligencia Artificial (IA) para procesar grandes volúmenes de grabaciones de silbidos y detectar patrones sutiles. Este enfoque promete acelerar la comprensión de los complejos mensajes de los delfines.