Otra farsa en Venezuela

Es lógica la desilusión con la que afrontan nuestros hermanos venezolanos las elecciones regionales (24 gobernadores), a la Asamblea Nacional (285 diputados), y a los consejos legislativos (260 legisladores) que se celebran hoy en la República Bolivariana. El 28 de julio de 2024 pusieron todo su empeño en acudir a las urnas y mostrarle al mundo el ansia de cambio y trasformación que demandaban para Venezuela. Aquellas elecciones presidenciales se las arrebataron injustamente; un robo del que todavía hoy no se han recuperado. Este 25 de mayo se enfrentan a un gran dilema: votar, y quizá caer así en la trampa del nuevo fraude electoral que prepara, según los líderes de la oposición, Nicolás Maduro; o quedarse en sus casas y expresar así su desacuerdo con una convocatoria que vuelve a mostrar señales de ilegalidad. Es decir, deben decidir si ejercer el derecho que les otorga la Constitución, o boicotear unos comicios viciados desde el inicio. La propia fecha ha generado polémica, pues estas elecciones estaban previstas para diciembre, mes en el que remata el periodo de gestión de los cargos que hoy se pretenden renovar. Semeja que la cornucopia del poder venezolano tiene prisa por blanquear el pucherazo de las presidenciales, con unas nuevas elecciones ‘fake’ que pasen página, aunque sea a costa de la desesperación de un pueblo que ve cómo el tiempo pasa y su voluntad sigue sin respetarse ni política ni judicialmente.

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