Surtían de personal a locales de manicura de Barcelona, Baleares, Sevilla, Alicante y Vizcaya. Las mujeres arreglaban las uñas de la clientela durante diez horas al día sin que esta llegara a sospechar que no cobraban por su trabajo. No hasta saldar la deuda con sus captores.
La Policía Nacional ha desbaratado una organización criminal en uno de los más llamativos casos de explotación laboral de asiáticos en España, y con la herramienta habitual que sirve de grillete en estos casos: la deuda impuesta al inmigrante por sus transportistas. Las víctimas, todas mujeres y en su mayoría vietnamitas, eran traídas hasta aquí con un permiso de residencia fraudulento, mangoneado en Hungría. Cuando pisaban suelo español, ya tenían contraída una deuda con estos tratantes asiáticos de seres humanos
Ha difundido este sábado la Policía Nacional que la presión a la que eran sometidas las mujeres era tan fuerte que una de ellas ha intentado suicidarse, tratando quizá de huir del infierno en el que se encontraba atrapada.
La operación incide en las condiciones que esconde a menudo el boyante negocio del arreglo de uñas en España, cuya masa obrera en su inmensa mayoría inmigrante. La investigación policial se ha saldado de momento con la detención de los cuatro líderes de la banda, y diez peones. Han caído cinco en Sevilla, cuatro en Palma de Mallorca, cuatro en Benidorm y uno en Bilbao, con cuyas detenciones culmina una operación iniciada en abril de 2024.
La investigación arrancó en Palma, cuando se detectó que en diferentes locales de arreglo de uñas de la capital balear había mujeres en situación irregular. La dueña del negocio está vinculada con las jefas de otros en Barcelona, Sevilla, Alicante y Vizcaya. Los investigadores empezaban a ver una red.
Falsas estudiantes
Como consecuencia de esta operación policial han sido liberadas 19 mujeres vietnamitas y cuatro filipinas. Las esclavas de la manicura acordaban su ingreso en Europa con esta trama. Volaban hasta Hungría, y allí la banda les proporcionaba tarjetas de residencia tramitadas de forma fraudulenta. Con el permiso en mano, viajaban por carretera hasta España.
Primera clave de este tipo de estructuras: mantener a las víctimas alojadas en domicilios que puedan controlar. De hecho, en lo que ha trascendido de las actuaciones se ven cámaras instaladas en los pisos en los que vivían las mujeres explotadas.
Les daban casa y las matriculaban en diversas escuelas de idiomas. Pero nunca iban a clase: debían trabajar. La matrícula era solo para justificar su residencia en España. Una vez aquí, entraba en juego la segunda clave típica de estos delitos: la deuda. Las mujeres debían devolver 20.000 euros en unas condiciones de gran presión. Las jornadas de diez horas de trabajo se extendían de lunes a domingo.
Entre los detenidos durante la desarticulación de esta organización de trata de seres humanos hay tres de nacionalidad española y uno en posesión de pasaporte norteamericano, pero la mayoría de los encausados, nueve, son vietnamitas.
La Policía les ha bloqueado a los miembros de la banda 291.000 euros en cuentas bancarias, joyas y cinco vehículos de alta gama. Tenían además 79.000 euros en efectivo.
Al tiempo de difundir una nota sobre esta operación, la Policía ha recordado que tiene habilitado un teléfono que no deja rastro, el 900 105 090 para canalizar la colaboración ciudadana con denuncias anónimas y confidenciales de este tipo de casos. También hay un correo: trata@policía.es .