A veces el deporte se resume en una jugada, un instante, un suspiro. Anoche, el Palacio de los Deportes vivió uno de esos momentos que quedan para siempre: el Odilo Cartagena, el recién ascendido que soñaba con salvarse, derrotó al todopoderoso Real Betis en la prórroga, y se colocó a un solo triunfo de meterse en la Final Four por el ascenso a la ACB.
El héroe? El de siempre, el equipo. Los triples de Hermanson, el acierto de Ugochukwu, las defensas y él. El que aprieta los dientes cuando otros podrían bajar los brazos: Alberto Martín. El domingo en Sevilla hizo una masterclass de asistencias y ayer lanzó a los suyos forzando la prórroga.
Le solicitaban, si es que tenía, una explicación de lo vivido anoche en el Palacio. “La verdad que te voy a decir que no, no tiene mucho sentido. Hemos ido perdiendo 39 minutos 50 segundos”, decía, con incredulidad e ilusión, tras el partido.
Y es que fue así. El Odilo fue a remolque durante todo el encuentro. Casi 40 minutos por debajo en el marcador, hasta que, con un arreón final lleno de fe, coraje y defensa, forzaron una prórroga que acabaría siendo mágica.
resiliencia y calidad
“Esto es lo que tiene este equipo. Otro, con 10 abajo y sabiendo que había partido el domingo, habría estado pensando ya en ese. Nosotros no somos así. Luchamos hasta el final, hasta el último minuto”, subrayó el base, que no solo dirigió, sino que anotó con sangre fría en los momentos clave. La mente fue clave, pero nada podrían haber hecho sin los argumentos que tiene este equipo.
La victoria no solo fue un triunfo. Fue una declaración de principios. El Odilo Cartagena ha vencido dos veces seguidas a un equipo que no había perdido dos veces en toda la temporada. Y lo ha hecho peleando hasta el último aliento.
“Ganamos allí, fuimos el segundo equipo que lo hacía. Hemos ganado dos veces, hemos llegado a dos prórrogas con ellos… El talento que tienen es descomunal, la exigencia que nos hacen llevar es agotadora. Pero aquí estamos doce jugadores intentando darlo todo cada vez que estamos en pista. Eso es lo que nos caracteriza” admite Alberto.
Ayer, no fue el mejor día en ataque, reconoce el capitán, pero la defensa, la fe y el empuje del público lo cambiaron todo.
“No hemos tenido un buen partido en ataque, pero el trabajo que hemos hecho atrás, el esfuerzo, es lo que nos ha llevado hasta ahí con opciones. Y luego hay días que entra… hoy ha entrado. A disfrutarlo”.
La eliminatoria se ha puesto favorable (2-1), pero nadie en el vestuario canta victoria. Mañana domingo, en casa, puede cerrarse la serie y lograrse el pase a la Final Four, un logro inimaginable para un club cuyo objetivo era simplemente mantenerse.
“Ya te dije que por qué no… Lo importante era ganar uno. Ya lo hicimos. Luego otro. Ahora queda otro. Vamos a intentar hacerlo delante de la gente. ¿Por qué no? Pero si no lo conseguimos, tenemos otra oportunidad en Sevilla. Queda mucha eliminatoria. Hay que estar frescos, mental y físicamente”.
Alberto Martín entrando a canasta
El partido de anoche terminó pasadas las doce y veinte de la noche, tras más de dos horas de emoción y un parón técnico de 20 minutos. Nadie se fue. Nadie dejó de alentar. El Palacio fue una olla a presión.
“Pedimos que vinieran, y no se ha ido nadie. El partido se paró 20 minutos. Prórroga. Y ahí seguían, animando. No sé cuántos éramos, 4.500 quizá… pero han estado dos horas sin parar. Eso es el deporte. Para eso nos dedicamos a esto. Y es una pasada poder disfrutarlo con la gente y con la ciudad”.
Sin tiempo para entrenar, toca descansar, estirar y preparar el asalto final, porque estos locos valientes pueden finiquitar la serie ya, pero siempre les quedaría una última bala si la necesitan y volverían a Sevilla. Ahora ya no quieren.
“Ahora, a descansar todo lo que podamos, a estirar las piernas… y el domingo otra vez aquí. A seguir”.
Porque si algo ha demostrado este Odilo Cartagena es que, cuando muchos bajan los brazos, ellos aprietan el puño. Y Alberto Martín, su capitán, sigue siendo el ejemplo de un equipo que se ha empeñado en batir récords y despertar sonrisas.