El tiempo de la corrupción

Que la memoria humana retiene en mayor proporción los acontecimientos particulares sobre los colectivos es algo que parece fuera de duda. Podemos recordar cómo se llamaba el caballito de cartón que nos regalaron para Reyes Magos hace unas cuantas décadas atrás, pero no los nombres de los dictadores que por entonces regían el mundo. Podemos recordar dónde nos sorprendió el golpe de Estado del 23-F, pero no el orden ni las sentencias de los juicios contra sus acusados. Podemos recordar nuestra primera cita de amor, pero no la primera cita de las urnas para ir a votar.

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