Yaron Lischinsky y Sarah Milgrim, la pareja judía asesinada en Washington, iban a prometerse en una semana

Sarah Milgrim aún no lo sabía, pero su novio, Yaron Lischinsky, tenía previsto pedirle matrimonio la semana que viene, durante un viaje a Israel, de donde él era originario. Un sueño que ya no se verá cumplido después de que en la noche del miércoles Elías Rodríguez abriera fuego sobre la feliz pareja cuando salía del Museo Judío, en Washington D.C.

Según testigos, el atacante gritó «Palestina libre» justo antes de abrir fuego. La pareja acababa de asistir a un evento que buscaba precisamente tender puentes: un coloquio sobre la guerra en Gaza.

Si bien Milgrim era ciudadana estadounidense, ambos trabajaban en la embajada de Israel, donde se habían conocido casi dos años atrás. Él, de 28 años y nacido en Alemania, formaba parte del departamento político. Ella, de 26, se desempeñaba en el área de diplomacia pública.

Lischinsky había servido tres años en las Fuerzas de Defensa de Israel y contaba con un máster en diplomacia y estrategia. En su perfil de LinkedIn se describía como «orgulloso de llamar hogar tanto a Jerusalén como a Núremberg» y decía estar a favor de «ampliar el círculo de paz con nuestros vecinos árabes».

Había llegado a Washington como parte de un programa de formación diplomática y, según allegados, aspiraba a desarrollar una carrera enfocada en América Latina, una región por la que sentía una fuerte afinidad cultural y política.

Milgrim, por su parte, había dedicado varios veranos a trabajar con organizaciones que promueven el diálogo entre israelíes y palestinos, como Tech2Peace.

Su padre, Robert Milgrim, declaró a la BBC que su hija «amaba Israel, pero también a todas las personas que viven en Oriente Medio», una región marcada por el conflicto.

También había vivido en Israel durante su adolescencia y, antes de llegar a Washington, pasó una temporada en Costa Rica, país del que guardaba entrañables recuerdos y donde colaboró con diversas ONG.

La noticia ha causado consternación en la embajada israelí en Washington, cuya plantilla se declaró «devastada y con el corazón roto». En rueda de prensa, el embajador Yechiel Leiter describió a la pareja como «hermosa» y confirmó que Yaron había comprado un anillo esta misma semana con la intención de proponerle matrimonio a Sarah en Jerusalén.

Por su parte, el presidente de EEUU, Donald Trump, que en los últimos meses ha expresado su rechazo a cualquier crítica a Israel y se ha mostrado a favor de expulsar al pueblo palestino de la Franja de Gaza, recurrió a las redes sociales para condenar el ataque. «Estos horribles asesinatos en D.C., obviamente motivados por el antisemitismo, deben acabar ahora».

Acusado de homicidio

El presunto autor del ataque, Elias Rodríguez, de 30 años y residente en Chicago, ha sido detenido y acusado de homicidio en primer grado

Rodríguez tenía antecedentes por delitos menores, pero su historial reciente incluye publicaciones en redes sociales que reflejan una creciente radicalización política. Según fuentes cercanas a la investigación, había estado activo en foros en línea que promueven teorías conspirativas y mensajes de odio.

Mientras tanto, la comunidad internacional observa con alarma el recrudecimiento del antisemitismo y el aumento de la tensión global derivada del conflicto en Gaza, en el que ya han fallecido unos 50.000 palestinos, según estimaciones oficiales.

Desde el ataque del 7 de octubre contra Israel por parte de Hamás, la violencia ha escalado, provocando numerosas víctimas civiles en ambos lados.

El crimen contra Milgrim y Lischinsky se suma a una serie de episodios recientes que evidencian un preocupante aumento del antisemitismo en Estados Unidos. Entre los más graves destaca el ataque a la sinagoga de Pittsburgh en 2018, en el que 11 personas murieron a manos de un supremacista blanco.

Desde entonces, los actos antisemitas han crecido un 36% según datos de la Anti-Defamation League.

Ambos serán enterrados la próxima semana en Jerusalén, en una ceremonia conjunta a la que asistirán familiares, amigos y representantes de los gobiernos de Israel y Estados Unidos. Lo que iba a ser un viaje de compromiso, se ha transformado en un doloroso regreso sin vuelta.

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