la guía esencial para padres primerizos

De cómo debe dormir el bebé a cuándo debe sentarse: los pediatras de Quirónsalud responden a las dudas más comunes de los primeros meses.

Criar a un recién nacido no viene con manual de instrucciones, pero sí con muchas dudas. ¿Es normal que aún no se siente? ¿Debe dormir boca arriba o de lado? ¿Qué pasa si no tolera bien la leche? Para resolver todas esas preguntas que rondan la cabeza de madres y padres primerizos, Quirónsalud ha puesto en marcha la Escuela de Familias, un espacio web orientado al embarazo y a todas las etapas de la crianza de los niños (desde el nacimiento hasta la adolescencia).

¿Cuándo debe sentarse un bebé?

Una de las dudas más frecuentes consiste en saber cuándo el bebé debe sentarse por sí solo. La Dra. Paula Serrano, del Servicio de Pediatría del Hospital Universitari Dexeus, explica las señales que deben ser tenidas en cuenta para descubrir si está listo y cómo se puede ayudar para que el bebé consiga este hito de su vida de manera segura.

“Que un bebé se siente por sí solo es un hito muy importante del neurodesarrollo, pero no es el único. Hay que tener en cuenta muchos otros hitos como el tono de la espalda, el tono de la cabeza, la motricidad fina, y verlo todo en un conjunto”, explica la doctora Serrano, y es que cada bebé tiene su propio ritmo, por lo que no hay que forzar la situación. Entre los 6 y los 8 meses, los bebés comienzan a estar preparados, siendo las señales correspondientes: un buen tono del cuello, un buen tono de la espalda y que, al ayudar a sentarlos, el bebé intente apoyar las manos en el suelo para obtener el equilibrio.

Una estrategia básica es la técnica del tiempo boca abajo o tummy time, según explica Serrano, ya que “es muy importante que dediques tiempo a poner a tu bebé boca abajo, desde las primeras semanas de vida, a medida que se va haciendo mayor. Esto fortalece los músculos de su cuello, de su espalda y de su cadera, aspectos muy importantes a la hora de sentarse”. Debe evitarse poner al bebé sentado en el suelo durante mucho tiempo, y también colocar cojines alrededor, ya que “no se fortalecen tanto los músculos de su espalda”.

También pueden realizarse juegos para fortalecer el tronco, motivando el desplazamiento del bebé, haciendo que se mueva y se gire, mientras ejercita los músculos, adquiriendo confianza y equilibrio para poder sentarse, evitando el “abuso de sillas, andadores o hamacas”. Es importante reducir el empleo de estos dispositivos, ya que producen un retraso del desarrollo muscular y el movimiento libre, siendo más recomendable emplear una colchoneta, por ejemplo. Pero es importante recordar que “cada bebé tiene su ritmo y necesita su tiempo y su velocidad para adquirir los diferentes ítems del desarrollo”.

¿Dormir de lado o boca arriba?

La Dra. Inmaculada Bodegas, del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, explica cuál es la posición más segura para dormir al bebé, aprovechando para desmentir los mitos que existen alrededor de la idea.

Para comenzar, un bebé no puede dormir en cualquier posición, y es que “todas las sociedades científicas avalan que la posición más segura para evitar el síndrome de muerte súbita del lactante es la posición boca arriba o decúbito supino”, aunque también es aconsejable realizar cambios posturales durante la vigilia, para “evitar deformidades”.

¿Es mejor que el bebé duerma con almohadas y mantas para mayor confort? No, responde la doctora Bodegas. Sí resulta recomendable, para mantener la seguridad del sueño, emplear “un colchón firme, evitando almohadas y todo tipo de objetos blandos y ropa de cama sueltas por la cuna”. Otra cuestión es el colecho, aspecto en el que las sociedades científicas recomiendan que “todos los lactantes menores de 6 meses, e incluso hasta el año, duerman en la misma habitación de los padres, pero en camas separadas”.

La doctora Bodegas recomienda, si encontramos a nuestro bebé en posición boca abajo o de lado, recolocarle mirando hacia arriba para evitar el síndrome de muerte súbita del lactante.

Alergia o intolerancia a la leche

Si al bebé no le sienta bien la leche, es posible que tenga alergia a la proteína de leche de vaca o intolerancia a la lactosa. El doctor Jesús González Pérez, del Servicio de Pediatría del Hospital Quirónsalud Zaragoza, explica diferencias, síntomas y los pasos prácticos a seguir.

Desarrolla el Dr. Gónzalez que los síntomas en la alergia a la proteína de vaca pueden ser “cutáneos, como las urticarias, los habones, síntomas respiratorios, como dificultad para respirar o tos, y síntomas digestivos como dolor abdominal, diarrea o vómitos”, mientras que en la intolerancia a la lactosa van a ser “puramente digestivos, con sensación de hinchazón, de dolor y de ganas de hacer deposición de forma urgente y diarreica”.

Los consejos prácticos frente a esta situación son “realizar un registro de los alimentos que ha ingerido el niño y los síntomas que ha presentado” para que el pediatra pueda realizar un diagnóstico del caso. Resulta fundamental la lectura del etiquetado, ya que “hay componentes como la caseína o la lactosa que pueden estar en productos manufacturados que no esperábamos”.

Hay alternativas, seguras y nutritivas, para tratar este tipo de patologías, existiendo “fórmulas hidrolizadas y fórmulas sin lactosa”, que pueden proporcionar el alimento necesario al bebé, siendo fundamental recordar que la alergia puede ser una situación de gravedad, por lo que es importante “identificar síntomas como la dificultad respiratoria o la falta de reacción a estímulos, acudiendo a un servicio de urgencias lo antes posible”.

Convulsiones febriles

El Dr. Rafael González de Caldas, del Servicio de Pediatría del Hospital Quirónsalud Córdoba, explica qué son las convulsiones febriles, por qué se producen y cómo actuar ante estos casos.

Las convulsiones febriles son “una reacción del cerebro del niño ante la subida de temperatura que tiene lugar durante los picos febriles”. Tienen lugar entre el año/año y medio de vida y hasta los 5 años y lo más importante es “contactar con el servicio de emergencias para solicitar ayuda y mientras acuden estos servicios mantener la calma, colocando al niño tumbado sobre un costado”, que es una posición de decúbito lateral, que permite controlar la función respiratoria del bebé. Para conseguir controlar la situación es fundamental “mantener siempre protegida la lengua, dentro de la cavidad oral”, pudiendo usar para ello una cuchara, un bolígrafo o cualquier objeto romo.

Aunque después de la crisis el paciente va a precisar un tiempo de observación hospitalaria, normalmente “no precisa ingreso hospitalario”. Además, los padres recibirán indicaciones, para hacer frente a nuevas crisis, y medicación para cortar y controlar los episodios; pero, en cualquier caso, la convulsión febril “no es una patología grave y no supone un riesgo para la vida del niño. Tampoco supone un aumento del riesgo de epilepsia posterior”, indica el Dr. De Caldas.

Boca/Mano/Pie

Si el bebé presenta fiebre, malestar general y ampollas en zona de la boca, palmas de las manos y palmas de los pies, es posible que se haya contagiado de esta enfermedad. La Dra. Yolanda Saldeño, del Servicio de Pediatría del Hospital Quirónsalud A Coruña, explica qué es, qué síntomas tiene, a qué edad se suele dar y cómo se transmite.

Explica la doctora Saldeño que es “una infección vírica típica de la infancia, que se da en niños entre 12 y 3 años. Suele causar brotes durante todo el año, pero son más frecuentes en verano. Además, en primavera se transmite con mucha facilidad, a través de las heces, las secreciones nasales y la saliva”. Uno de los problemas de la enfermedad boca/mano/pie es que permanece mucho tiempo en objetos, como pueden ser mesas, juguetes, pañuelos o toallas, lo que hace que sea de fácil contagio. ¿Y cuándo aparecen los primeros síntomas? “Entre 3 y 6 días, que es el período de incubación, luego empieza fiebre, malestar general y ampollas”, explica la doctora Saldeño.

Existen niños que lo pasan de forma asintomática y aun así pueden contagiar. Para evitar la transmisión, lo más importante es “lavarse frecuentemente las manos, sobre todo cuando cambiamos el pañal de un bebé que está con la infección”.

Aunque es una enfermedad leve, que se cura sola, es importante “acudir al médico, ya que hay otras enfermedades con síntomas similares. Es muy importante controlar el malestar, que el bebé no tenga dificultad para respirar y que no deje de comer”.

Erupciones cutáneas

La Dra. Maribel Pérez, de la Unidad de Pediatría del Hospital Quirónsalud Málaga, explica con qué síntomas es necesario acudir al médico y cómo reconocerlos, en caso de que el bebé experimente este tipo de dolencias.

Los síntomas son los de una infección vírica, enumerados por la doctora Pérez: “erupción en la piel, de color rojiza, con pequeñas manchas, fiebre alta, lesiones en la boca, diarrea y mucosidad”. Y aunque en la mayoría de los casos es una situación que remite sola, sin necesitar un tratamiento específico, es importante tratar la fiebre y el picor.

Es muy importante vigilar las lesiones de la boca, ya que “cuando son muy dolorosas, los niños no quieren comer ni beber, y en ese caso hay que vigilar que no aparezcan signos de deshidratación”.

Por otro lado, es fundamental saber en qué ocasiones debemos acudir sí o sí a urgencias, siendo necesario en aquellos casos en los que “las lesiones no desaparecen al apretarlas con el dedo, ya que en este caso se denominan petequia. Si aparecen acompañadas de fiebre, hay que ir a urgencias. También con aquellas lesiones que sean ampollas y sobre todo si afectan a la mucosa”, matiza la doctora Pérez.

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