Álvaro Iglesias Gómez, conocido como ‘Nanysex’, uno de los peores pederastas de España, ha salido de la cárcel. En 2008 fue condenado a 58 años de prisión por cinco delitos de abusos sexuales y seis de corrupción de menores cometidos contra 5 menores entre 2002 y 2004 en la localidad madrileña de Collado Villalba y la pedanía murciana de Lo Pagán. En 2009 el Tribunal Supremo redujo la pena a 44 años y medio al entender que la Audiencia Provincial realizó una aplicación indebida de la agravante de abuso de confianza, vulnerando el principio ‘Non Bis In Idem’.
Nanysex dirigía una red de pederastas de la que formaban parte otros tres hombres que también fueron condenados. «Canguro a domicilio. Experiencia con niños y educación infantil. Si además tienes ordenador en casa, cursos de informática para niños. Disponibilidad, tardes, noches y fines de semanas», este es el mensaje que el pederasta subía a los portales de alguna web en el año 2002. Ángel Expósito enciende ‘La Linterna’ para analizar la última hora del la salida de prisión de ‘Nanysex’ con José Manuel Maza, uno de los abogados de la
acusación particular, que no ha dudado en arremeter contra la puesta en libertad de este ser: «lo primero que pienso es que los niños de nuestro país están en peligro. El tipo de parafilia que presenta no tiene posibilidad de rehabilitación».
¿Por qué está en la calle?
ESCUCHA EL TEMA DEL DÍA COMPLETO
Durante su estancia en la cárcel no tuvo un comportamiento adecuado, de tratar de reinsertarse en la sociedad, siguió consumiendo pornografía infantil mientras estaba encerrado, e incluso, se llegó a suscribir a la revista ‘Ser Padres’… El letrado José Manuel Maza ha rememorado el juicio celebrado hace ya 17 años: «Recuerdo que fue el primer juicio público. Yo era el encargado de hablar con la prensa todo lo que había sucedido allí dentro. En la cárcel intentaron agredirle con una toalla en llamas en su celda. Tengo el orgullo de poder decir que gracias a mis actos que tuvieron repercusión estos tipo de actos tengan una retransmisión«.
Se ganaba la confianza de las familias, para ser contratado como canguro y cometer las agresiones. Tras ello, distribuía los videos en portales de internet clandestinos, ayudado por su propio cibercafé en Murcia. Jose Manuel pudo revisar las grabaciones de las agresiones: «Intenté que no se reprodujesen. La Fiscalía entendió que era necesaria instruirse. Es lo peor que he podido ver como penalista en toda mi carrera. Esto te marca para siempre. Llegué a ver muchos periodistas llorar».