Florentino Pérez
El Real Madrid casi nunca fue un club en el que prevalecieran los entrenadores. Caso contrario del Barça, en el que la figura del técnico ha sido primordial desde el advenimiento de Johan Cruyff. El Barça de Rijkaard, el Barça de Guardiola, el Barça de Luis Enrique… Por lo general, salvo por el fabuloso legado de Messi, una institución apellidada por sus entrenadores.
Por Chamartín, los preparadores no suelen ser la divisa principal, tienen menos peso que los futbolistas o los máximos dirigentes. Solo se declina el ganar y ganar, única ancla de cualquier técnico. Lo mismo da que hayan contribuido a la entronización con 15 títulos, caso de Carlo Ancelotti, de 65 años y cuya primera experiencia en los banquillos se remite a 1992, como ayudante de Arrigo Sacchi en la selección italiana. Por entonces, a Xabi Alonso, hoy con 43 años, le quedaban siete para debutar como jugador con el primer equipo de la Real Sociedad.
Un nexo entre Ancelotti y su sucesor: uno como técnico y otro como futbolista han hecho carrera en entidades de la gran nomenclatura del fútbol europeo. El italiano ha dirigido a la Juventus, al Milan, al Chelsea, al PSG, al Madrid, al Bayern… Y le espera, nada más y nada menos, que Brasil. Carletto siempre picó alto, muy alto. El guipuzcoano se ha alistado en el Liverpool, el Real y el Bayern, además de en la mejor selección española de la historia. Y como su antecesor en el Bernabéu ha sido campeón de Europa como jugador.
Los éxitos de Alonso de corto no los alcanzó siquiera Raúl, leyenda madridista que de nuevo ha vivido un “sorpasso”. Seis años en el Castilla no le han servido para dar un salto poco frecuente en el Madrid, por más que la fórmula resultara triunfal con otro mito como Zidane. Xabi, becario en el sub-14 madridista en 2018, mientras cerraba su curso de entrenador junto al propio Raúl, optó por dejar las canteras de Valdebebas y Zubieta para tirar de pértiga y probarse en primera línea, en la Bundesliga, donde en Leverkusen merecerá honores de por vida. Un aval más que suficiente para que Florentino Pérez pegue un vuelco. Del eminente Ancelotti al todavía incipiente Xabi Alonso.
Al tolosarra le espera un enorme desafío. En el Madrid no hay cursillos que valgan. A Chamartín se llega aprendido y no se concibe una temporada en blanco. Alonso precisará retocar la plantilla, pero las necesidades del banquillo no siempre han sido coincidentes con los deseos de Florentino Pérez.
Si Alonso pretende una remodelación táctica con el cambio a un 3-5-2, su pizarra en Leverkusen, la mudanza debería empezar por la retaguardia, en la que Carvajal, Militao y Alaba son una incógnita tras largas lesiones. Lo mismo que Mendy, paciente habitual. Además, el papel de los laterales resultará capital, como lo han sido en el Bayer tanto Frimpong como Grimaldo, dos vectores ofensivos. Un puesto, el de lateral, a debate en el Madrid, donde no han empastado del todo Lucas Vázquez y Fran García. El inglés Alexander-Arnold y el repescado Álvaro Carreras -de clara progresión en el Benfica tras su estancia en la cantera madridista- se perfilan para el relevo. En el eje, aún se añora la huella de Kroos y Xabi llega prendado de Wirtz, su bandera en Leverkusen. Hilar el ataque será otro examen, lograr que congenien mejor Bellingham, Vinicius y Mbappé.
Retos y más retos a toda mecha para alguien con una fabulosa hoja de servicios, en el campo y en su ópera prima en el banquillo. Pero en el Madrid el mañana inmediato opaca el ayer en una castañeta.