Los últimos sucesos ocurridos en San Mateo y Gando (Gran Canaria) en los que guardias civiles y policías nacionales tuvieron que utilizar sus armas reglamentarias para reducir a personas violentas reabren el debate sobre la necesidad de una mayor implantación de las pistolas eléctricas.
Los dispositivos electrónicos de control (DEC), conocidos como pistolas eléctricas o Táser (nombre de una marca), son un equipamiento que muchos creen válido para intervenir con personas agresivas o alteradas. Lo son porque representan una alternativa menos peligrosa que la pistola semiautomática.
El suceso de San Mateo y, más recientemente, el del aeropuerto de Gando presentan algunas diferencias. En el primero de ellos, el atacante estaba más estático y hubiera sido más factible el uso del DEC.
La postura de los sindicatos
Pero en Gando ocurrió todo lo contrario y los movimientos rápidos y erráticos del joven subsahariano hacia los agentes (a uno de los cuales derribó) hubieran hecho muy poco efectiva la Táser. Así lo explica Marcos Santiago, secretario general del Sindicato Unificado de Policía en Canarias.
José Delgado, de la Unión Federal de Policía (UFP), afirma que la intervención de sus compañeros en Gando «estuvo bien hecha con los medios que tenemos».
No obstante, cree que, si hubieran tenido un DEC, se podría haber evitado la muerte del joven. En este sentido, recuerda que hace años que su sindicato solicita un elemento intermedio entre la defensa reglamentaria (porra) y el arma de fuego.
David Taboada, adiestrado en el uso de armamento y tiro por el Ministerio del Interior, tiene otra visión sobre el suceso registrado en las instalaciones aeroportuarias grancanarias.
A su juicio «el DEC no hubiera sido efectivo» en el episodio donde un joven fue abatido por efectivos de la Policía Nacional. «Ni por la distancia ni por la rapidez» con la que ocurrió, aclara.
En este sentido, precisa que el DEC está diseñado para actuar contra personas que supongan una «amenaza prevista». Taboada tiene claro que «a esa distancia no da tiempo de sacarlo, activarlo y dispararlo», enumera antes de comentar que «las dos sondas tienen que alcanzar el cuerpo con una distancia mínima entre ellas de 30 centímetros».
Aunque no le gusta opinar sobre actuaciones ajenas, apunta que la acción de los agentes está completamente justificada, al ser acometimiento sorpresivo con arma blanca, y se dan los tres criterios de uso del arma de fuego: «congruencia, proporcionalidad y oportunidad».
Cómo funciona
El DEC provoca una descarga eléctrica que inmoviliza cinco segundos a la persona a la que se dispara. Ese tiempo debe aprovecharse para reducirla y ponerle los grilletes.
En cada disparo salen cuatro dardos unidos a la pistola por hilos metálicos. Esas sondas actúan sobre los músculos y paralizan el sistema nervioso central.
Fuentes de la Intervención de Armas del Cuerpo General de la Policía Canaria (CGPC) dicen que el amperaje que llega al cuerpo «es mínimo, de 2,1 miliamperios».
Formación
Para usarlas, un agente debe tener un curso de operador básico y pasar actualizaciones cada tres años. Los dardos deben ser disparados a zonas no vitales, como el torso, la espalda o las piernas. No obstante, es difícil alcanzar los miembros inferiores, si el objetivo camina o corre. Nunca pueden dirigirse a la cabeza o los genitales.
La longitud a la que llegan las sondas oscila entre los siete y los 15 metros. Los agentes pueden utilizar los DEC si la persona violenta tiene un arma blanca, un palo grande o un hierro; problemas de salud mental, está implicada en violencia de género o doméstica, o bien muestra un estado de gran violencia o alteración por alcohol, drogas u otras sustancias. No se aconseja su utilización en inmuebles con fuerte olor a gas o si se está cerca de una gasolinera.
El CGPC posee 20 DEC, diez en la provincia de Santa Cruz de Tenerife y otros tantos en la de Las Palmas. Dichos productos permiten utilizar dos cartuchos; es decir, el agente dispone de dos posibilidades para alcanzar a la persona a inmovilizar. Para lograr ese objetivo, un dardo positivo y otro negativo del mismo cartucho deben llegar a la piel del objetivo.
¿Pueden provocar una parada cardiorrespiratoria al receptor de la descarga? Fuentes del CGPC señalan que en un curso ofrecido por un forense en la Universidad de Barcelona en el 2011, se disparaba a un marcapasos y éste lo que hacía era reiniciarse y seguir funcionando con normalidad.
Cuando el funcionario activa el interruptor de un DEC, de forma inmediata, se encienden las cámaras de los agentes que están alrededor, que grabarán la acción. Eso supone una garantía para los derechos de las partes, ya que no habrá interpretaciones subjetivas. En la formación se aconseja que, en algunos casos, tras el agente con la pistola eléctrica, se sitúen funcionarios preparados con sus armas de fuego, por si no se logra el objetivo con la primera opción. Otra sugerencia es que uno de los policías atraiga al sujeto y otro dispare el DEC por la espalda, «porque ahí tenemos más centro de masa y menos posibilidad de lesiones para el atacante».
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