Maristas Coruña y su entrenador, Fernando Buendía, aún viven con «mucha resaca emocional» esa fase de ascenso de Vilagarcíade hace una semana y esa derrota ante Logroño que evitó el ascenso a Liga Challenge, un hito para un club modesto como Maristas. El técnico vio competir a su equipo a un gran nivel y solo se le resistieron las riojanas en el último cuarto. Más allá de consideraciones y algún detalle táctico, cree que la competición ha supuesto a Maristas en el lugar que le corresponde por mucho que duela. «Solo suben dos equipos de 28. Ya para empezar, es la competición femenina donde está más caro. Fuimos el tercer o cuarto mejor club. Maristas, sin duda, era de los equipos más humildes de la fase, había equipos presupuestariamente muy superiores. Estar ahí es un éxito y hacerlo sin perder la perspectiva y con mucha gente de aquí… Un equipo muy gallego, con unas raíces muy de casa, ese es el espíritu del club», razona quien aún se muestra maravillado por lo que se vivió en las gradas: «No recuerdo un viaje así en el baloncesto femenino de A Coruña. Cada vez hay más gente que va al cole y cada vez hay más identificación. Las jugadoras son referentes para las niñas. Había mucha pequeña llorando (con la eliminación) y se te cae un poco el alma a los pies, porque tú quieres ganar, no quieres desilusionarles. Ellas no son conscientes de lo que supone para Maristas. Empiezan a pensar que puede pasar todos los años, porque ha ocurrido dos seguidos. Pero no es la realidad de nuestro club. Fue una envidia para mucha gente. Fue muy bonito lo que se vivió».
El pasado aún pesa y marca, pero el futuro ya es hoy y la primera decisión es si el propio Buendía seguirá en el banquillo. Él quiere, ellos lo desean, pero hay algunos aspectos por cuadrar que no les deberían separar, más allá de que un hipotético adiós tampoco sería un golpe para un club que ya va sobre raíles. «Estoy muy agradecido, porque siempre me muestran la misma predisposición para seguir», lanza y prosigue. «Pero tengo que intentar encuadrarlo con mi vida laboral y mi vida personal. Mi disposición es siempre a entrenar, a estar en Maristas, que es un club al que quiero. Veremos si somos capaces de encajarlo. Si no puedo dar mi mejor versión… Si no siguiese, Maristas está encarrilado ya. Cada año damos un pasito más, somos un poquito mejores, y por ahí es por donde tiene que ir el club», analiza.
Él es la primera piedra, pero la idea es la continuidad del grupo, algo que no será sencillo: «El sueño es repetir, pero seríamos utópico. Es imposible que Maristas pueda retener a todo el mundo. Al día siguiente de la fase ya Nia (Daniel), Nev (Dimitrijevic) y Solo (Amusan) tenía cinco o seis ofertas. Vamos a hacer todo lo posible, especialmente por Nev que nos gustaría que se asentara en A Coruña. Sabe el idioma y tiene unos valores cercanos al colegio. Todas ellas muestran mucho cariño al club, pero son jugadoras profesionales y del cariño no se come. Veremos qué pasa », cuenta el entrenador coruñés.
«Frustra estar a diez minutos de subir y no saber si volverá a pasar»
«Nuestra gente joven está dando un paso adelante muy potente, pero de ahí a pensar que íbamos a poder vivir a esto», asegura un Buendía que lamenta el pasado porque no sabe si habrá una segunda oportunidad de que Maristas esté a un cuarto de colocarse en la Liga Challenge, la segunda categoría nacional del baloncesto femenino: «Es un sueño, pero mi frustración es estar a diez minutos y no conseguirlo, porque yo no sé si vamos a volver a estar ahí. Hay que ser realistas. Ojalá estemos, trabajaremos para estar, trabajaremos igual. La directiva trabajará seguramente igual para mantener la categoría que para estar arriba, pero atrevernos a decir si vamos a poder tener ese nivel de plantilla, pues no lo sé. Llevamos dos años con dos plantillas muy fuertes para lo que somos y lo han hecho muy bien en la pista, que es la clave. Tampoco éramos la mejor, pero sí hemos intentado igualarlo con horas de trabajo, lo han hecho muy bien y era muy avenidas en la pista», cuenta el entrenador de las coruñesas. Ahora, tras la decisión sobre el míster, les tocará intentar retener a sus tres extranjeras, algo muy complicado, y apoyarse en el bloque de la casa que ha ido conformando en estos últimos años y que les han hecho soñar y han creado afición.