Acabar en paz por el bien del club en el medio plazo. El Hércules prepara su último partido de la presente temporada, uno en el que deportivamente no se juega nada decisivo, consciente de que puede servir para rebajar la tensión acumulada en las últimas semanas, la que ha provocado la caída del equipo de Rubén Torrecilla. Si no lo hace, añadirá aún más gasolina a un proyecto que vive, por historia, en grave riesgo de incendio perpetuo… con todo lo que eso implica para los propios protagonistas.
Si el técnico, tal y como ocurrió en el derbi contra el Intercity, no es capaz de convencer a sus jugadores de que el triunfo es importante más allá de la clasificación final, se pondrá en grave riesgo la estabilidad de un proyecto que se ha ido deteriorando con el paso de las jornadas en una segunda vuelta gris e irregular en la que el preparador extremeño no ha dado con la forma de implementar un sistema de juego que valiera para revertir los fallos defensivos a lo largo de toda la campaña.
Haber superado el récord histórico de derrotas fuera del fútbol profesional es la confirmación de que las soluciones han brillado por su ausencia. Y a pesar de eso, se ha seguido insistiendo, semana tras semana, en la misma fórmula, que se repite una y otra vez desde la temporada anterior, solo que ahora en un estadio competitivo superior, que finalmente ha dado únicamente para salvar la categoría dejando un reguero de sombras poderoso.
Por desgracia para el Hércules, está inmerso, en su caso como juez, en la pelea por eludir el descenso. Recibe al Atlético Sanluqueño en el Rico Pérez en un duelo aparentemente intrascendente para él, pero vital para su adversario. Si los gaditanos ganan, no necesitarán saber qué ocurre en el resto de campos, dependen de sí mismos para salvarse. Por detrás de él no puede decirlo ningún equipo más, entre ellos el Alcoyano, cuyo propietario, Juan Carlos Ramírez, reza porque el club de su exsocio le eche una mano.
Y aunque la presencia de público en la grada no se prevé numerosa, sí acudirá en mayor número que a la cita con el Intercity (1.800 espectadores). La molestia generada con el traslado del derbi al Rico Pérez, y todo lo que ha conllevado, ha enardecido a un sector de la hinchada que puede terminar de explotar si su equipo se deja ir el sábado y firma el decimoséptimo traspié de la temporada, un «logro» que empaña cualquier hoja de servicio, incluso la del hombre que logró el ascenso a la tercera categoría.
Panorámica del José Rico Pérez casi vacío durante el derbi con el Intercity de la jornada 37 en Primera RFEF. / Héctor Gómez de Luis
Encuentro casual
De momento, se está esperando al final de curso para establecer las bases del siguiente y, sobre todo, para decidir en manos de quién se pone el que, esta vez sí, deberá ser el que se encare con el objetivo inexcusable de buscar el ingreso en el fútbol profesional . La relación de los dos responsables técnicos, Rubén Torrecilla y Paco Peña, es más profesional que amistosa. Aun así, siguen conversando a diario por el desempeño natural de sus cargos. Además, el hecho de vivir en la misma zona de la ciudad, les lleva a cruzarse, siempre de forma cordial y correcta, dentro del barrio. Ayer coincidieron en una cafetería de manera casual, pero la conversación que mantuvieron fue la lógica entre dos vecinos que se encuentran sin buscarlo.
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