Roma vive estos días un acontecimiento sin precedentes: la Gran Procesión que lleva hasta la capital italiana imágenes tan emblemáticas como El Cachorro de Sevilla, La Esperanza de Málaga o El Nazareno de León. Una cita única que transforma la ciudad eterna en un escenario de profunda devoción, sentimiento y cultura española.
Carlos Herrera, uno de los grandes referentes de la radio en nuestro país, se encuentra allí, narrando desde el terreno lo que él mismo califica como “algo que no volverá a repetirse jamás”. A pie del Coliseo y del Circo Máximo, entre “absurdos ciudadanos que no entienden nada y lugareños emocionados”, Herrera transmite con pasión lo que ve y, sobre todo, lo que siente.
Jubileo de las Cofradías en Roma
Para Herrera, el contraste entre el paisaje habitual de estas procesiones en Sevilla o Málaga y su paso por calles milenarias como la Vía Claudia resulta sobrecogedor. “Metes la mano en la tierra y te sale el baño de un romano”, comenta con su estilo característico. Y lo explica con claridad: “Es el mismo paso que ves por la calle Larios, pero ahora lo llevas por el Coliseo. Y eso no lo vas a volver a ver en tu vida”.
«LA ESPERANZA NO QUEDA PEQUEÑA NUNCA»
Y no está solo. Decenas de españoles desplazados desde distintos puntos del país se funden con turistas sorprendidos y fieles italianos que asisten con admiración a un desfile de fe, arte y tradición profundamente español. “Es como si estuviéramos en la calle Sierpes o en la Plaza Mayor de León”, dice Herrera, emocionado al ver cómo la pasión de nuestra Semana Santa logra trasladarse al corazón de Italia.
Uno de los elementos más característicos de la Semana Santa andaluza es la música. Sin embargo, el entorno romano modifica su impacto. “No es lo mismo que en una callejuela donde la agrupación suena como un cañón hacia el cielo. Aquí se dispersa un poco”, explica. Aun así, reconoce que “escucharla sigue conmoviendo”, especialmente para quienes, como él, tienen cada nota grabada en el alma.
En cuanto a la majestuosidad de los pasos, Herrera no duda: “La Esperanza no queda pequeña nunca”, afirma al hablar del trono de 5.000 kilos que recorre las amplias avenidas de Roma. Pero matiza que allí, lejos de su tierra, el peso no es solo físico: “No llevas solo kilos, llevas tu historia, tu familia, tu cultura, tu fe... y todo eso lo estás cargando fuera de casa”.

Cachorro y Esperanza
la escena que carlos herrera no se esperaba en málaga
Entre la emoción del momento, se produce una escena inesperada que deja huella. Carlos Herrera está saludando a la multitud cuando un hombre italiano se le acerca. Lo reconoce de inmediato y le dice: “Son cuatro años que sigo cada mañana su programa”. Un seguidor fiel de la Semana Santa malagueña, que confiesa estar sobrecogido al ver allí mismo, en Roma, a la Esperanza de Málaga.
“Ver la Esperanza aquí es algo espectacular. No tengo palabras para describir lo que siento”, asegura el emocionado italiano. Y Carlos, visiblemente conmovido, responde con gratitud por ese cariño inesperado, en una ciudad ajena que en esos momentos se siente como casa.
Pese a la emoción del momento, Herrera no esconde su deseo de volver. “Yo estoy loco por volver a casa”, dice entre risas. Ha vivido momentos históricos, ha recorrido el mundo con su profesión, pero como él mismo recuerda con una anécdota entrañable: “Como decía aquella monjita, como en casa de una, en ninguna parte”.

La imagen del Cristo de la Expiración a la que acompañan musicalmente las Bandas de la Puebla del Río y la Oliva de Salteras
Pronto regresará a Sevilla, ciudad que lo ha acogido y que está a punto de nombrarlo hijo predilecto. Pero este viaje a Roma le deja una marca imborrable, tanto profesional como personal. Y no por los monumentos, ni siquiera por la belleza de la procesión, sino por esos pequeños momentos que lo conectan con su gente, con su tierra y con una fe que atraviesa fronteras.
La Gran Procesión en Roma ha sido un éxito rotundo, no solo en lo religioso, sino también como muestra de la riqueza cultural y emocional de la Semana Santa española. Carlos Herrera lo ha contado como solo él sabe hacerlo: con voz clara, sentimiento profundo y una cercanía que atraviesa la radio.