El pasado 15 de abril, la sección paralela del Festival de Cannes conocida como ACID hizo pública su programación cara a este año; una de las películas incluidas en la selección resultó ser ‘Put Your Soul on Your Hand and Walk’, de la directora iraní Sepideh Farsi, que captura la vida en Gaza bajo el fuego a través de los ojos de una joven fotoperiodista, Fatima Hassouna. Un día después, el 16, Hassouna fue asesinada junto a nueve miembros de su familia durante un ataque aéreo israelí.
En un instante, el documental de Farsi pasó de ser una celebración de la resiliencia a adquirir un significado muy distinto. Coincidiendo con la presentación de la película en el certamen y en homenaje a la fotógrafa, actores como Juliette Binoche -que este año ejerce la presidencia del Jurado de la competición oficial-, Joaquin Phoenix y Pedro Pascal -ambos protagonistas de ‘Eddington’, película candidata a la Palma de Oro presentada hoy- han añadido su firma a una carta que condena “el silencio” sobre “el genocidio” en Gaza que ya cuenta con las de otras 400 personalidades del mundo del cine, entre ellas Pedro Almodóvar, Javier Bardem, Susan Sarandon, Richard Gere y Ralph Fiennes.
En la primavera de 2024, Farsi se encontraba en El Cairo con la intención de viajar a Gaza; al comprender que iba a ser imposible, decidida a hacer ver al mundo mundo lo que realmente está pasando en la franja, inició una serie de videollamadas con Hassouna, que componen la columna vertebral de la película. Al principio de aquellas conversaciones habían pasado ya seis meses desde el horror desatado por Israel sobre Gaza a modo de represalia por los atentados de Hamas del 7 de octubre, y por tanto resulta sorprendente comprobar cómo, a lo largo del metraje, Hassouna apenas deja de exhibir una sonrisa cegadora.
Pese a que los misiles impactan en casas cercanas, pese a que los helicópteros sobrevuelan su barrio en busca de víctimas, nada parece capaz de desanimarla. Esa actitud, sugiere Farsi, refleja el espíritu desafiante del pueblo palestino. «No tenemos nada que perder», afirma Hassouna. No tiene intención de irse de Gaza porque siente que su pueblo la necesita, y cree que el mundo debería ver sus fotos para comprender lo que está sucediendo. También quiere recopilar imágenes para que, llegado el momento, sus hijos entiendan el horror al que sobrevivió. En un momento de la película confiesa que ansía ver Roma, y que le encantaría ir a un parque de atracciones.
Durante los encuentros virtuales, debido a las limitaciones técnicas, Farsi debe grabar la pantalla de su móvil con otro teléfono para poner rostro a Hassouna. Eso significa, decimos, que ‘Put Your Soul on Your Hand and Walk’ funciona esencialmente a la manera de una entrevista con un busto parlante como las que se ven en los telediarios, aunque con una calidad visual notablemente menor; su valor estriba en lo que Hassouna encarna y expresa, no en sus cualidades cinematográficas.
Farsi conecta la sucesión de conversaciones a través de interludios en los que las fotos de Hassouna muestran la destrucción y el derramamiento de sangre causado por Israel, y de pedazos de noticias que permiten nos permiten establecer la cronología del genocidio a través de momentos clave ocurridos a lo largo de los 10 meses que cubre la película. Pero, de nuevo, la mayor parte del metraje lo protagoniza la propia Hassouna mientras habla sobre las dificultades de sobrevivir a una Gaza asediada y azotada por el hambre, sobre café o sobre películas. «Este tiempo pasará», sentencia al final de la película. «No podrán derrotarnos», asegura al principio. Por desgracia, ni lo uno ni lo otro ha acabado siendo cierto para ella, y tampoco para decenas de miles de otras personas.