Desde el primer momento que se vieron, Oliver y Eva sabían que algo surgiría entre ellos. La tensión era evidente, y tras un duro día de viajes y reuniones, Oliver decidió invitarla a uno de sus restaurantes favoritos de Tánger.
Tras una magnífica cena, ambos han estado conversando, y Eva no ha podido evitar sorprenderse de la gran cultura de Oliver sobre el mundo árabe: “Eso no se aprende en un colegio de Marbella”, ha comentado con admiración.
Al llegar al hotel, cada uno se disponía a tomar su camino, pero, al despedirse, ninguno de ellos ha podido contenerse y se han besado apasionadamente.
El enamorarse no estaba en los planes de Eva, y mucho menos del hijo de su enemiga. ¿Qué le está ocurriendo? ¿Seguirá adelante con lo planeado?